Espacios seguros en el feminismo…. ¿Seguro?

Espacios seguros en el feminismo…. ¿Seguro?

¿Los espacios feminista son siempre seguros? ¿Siempre nos sentimos todas en confianza en las redes que creamos? María GH está segura de que, a través de la escucha, de la reflexión común, será posible que todas estemos cómodas.

05/06/2019

María GH

 

Ilustración de Emma Gascó para la Coordinadora Andaluza de ONGD

Este año 2019, decidí acudir a las asambleas feministas que se organizaban en mi ciudad con motivo del 8 de marzo, porque quería ayudar y llamaban a la participación señalando que sería un espacio abierto y seguro para la participación de mujeres y personas no normativas. Así que, aunque me daba un poco de reparo hablar y participar si no conozco a la gente y además, nunca había ido antes a nada similar, acudí pensando que sería un encuentro enriquecedor y donde el compañerismo, y la sororidad, primarían.

En mi experiencia personal debo decir que no he encontrado esa seguridad y confianza que las asambleas decían ser, y aunque creo que la falta de capacidad de debate no es una cuestión única del movimiento feminista (sólo hay que ver los debates electorales) sí considero que el feminismo debe hacer un esfuerzo especial por reflexionar sobre los espacios que estamos creando.

 ¿Cómo construimos esos espacios para que sean abiertos y seguros? ¿Realmente se hace un esfuerzo para que sean lugares donde todas podamos encontrarnos a gusto? ¿Se habla, y se plantean debates con un lenguaje que entiende todo el mundo? 

Personalmente, no he encontrado asambleas abiertas, sino lugares compuestos por personas que se organizan también en otros espacios, que se conocen desde hace mucho tiempo, que tienen sino las mismas opiniones, unas muy similares, y con mucha experiencia en el activismo. No considero que esto sea malo en sí mismo, pero falta diversidad entre las personas que acuden a estos lugares. Si se convoca una asamblea y hay muchísimas mujeres de la ciudad que no se sienten interpeladas por el llamamiento, hay pararse a analizar por qué. 

Creo que los calificativos de “abierto y seguro” se indican sin hacer una reflexión real de lo que implican. ¿Estamos dispuestas a que acuda alguien con una ideología distinta? ¿Ponemos las condiciones adecuadas para que realmente la asamblea sea un espacio atractivo para todo tipo de mujeres? ¿Valoramos las opiniones e ideas de compañeras que pueden estar en otro momento de su proceso o evolución como feministas, que conocen quizás menos teoría, o que no les interesa siquiera la teoría?

Falta capacidad de debate y de autocrítica, si se organiza un espacio con el objetivo de que la colaboración sea abierta, la mente tiene que estar abierta igualmente, abierta a personas distintas que pueden decir o pensar cosas que no son exactamente lo que yo pienso. Y si no estamos dispuestas a hacer ese ejercicio, entonces, habrá que ser sinceras  y dejar de llamarlo espacio abierto y de seguridad. 

Creo que todas estamos en constante evolución y que el movimiento feminista tiene un impulso que puede ser imparable en la medida en que tengamos capacidad de reflexión común  y de escucha. 

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