Ni tanto, ni Tangana
Veinte mil personas validaron una campaña en change.org para cancelar un concierto de C. Tangana en las fiestas de Bilbao. Santa(Marica) analiza las implicaciones de peticiones como esta
Por si alguna no se ha enterado todavía, se lió parda este verano en Bilbao con C. Tangana.
El tipo actuaba en la Semana Grande, pagado con dinero público (como ocurre con todos los conciertos), y de la nada, una petición de change.org. Veinte mil firmas.
En tiempo récord, el concierto cancelado.
Como contexto, no deberíamos olvidarlo, aquellos mismos días hubo una violación en grupo.
Desde fuera (a mi todo esto me pilló preparando exámenes), lo vi bastante claro.
El patriarcado nos había mordido. En fiestas. Tocaba contraatacar.
¿Pero cómo se lucha contra un enemigo invisible?
Con símbolos.
Desde luego, lo de C. Tangana como símbolo del patriarcado era muy fácil de vender.
Sobre todo, en redes sociales. Más aún si coges una letra “machista”, la acompañas de una foto del cantante (en un chandal con la bandera española, con la mano en el paquete). Todo suma.
Parecía un Bertín Osborne de extrarradio.
Firmado.
(¿Para cuando un collage semejante con Joaquín Sabina?)
Porque no lo habrán hecho, pero, escucha. Se podría.
El objetivo de este texto no es decidir si el Tangana es o no machista.
Creo que, precisamente, ese es su juego. La delgada línea roja.
Todo el rato, esa masculinidad hipertrofiada, casi paródica.
Pero, al mismo tiempo, siempre un poquito pillo. Un poquito (contra)ejemplo.
Desde luego, la letra del change.org no me apasiona:
“Hago que tu puta se empache, hago que se calle y se agache”.
Tampoco me gusta esa otra de sus canciones que dice:
“Cada paso que des, cada aliento que tomes, te estaré observando”.
“¿Acaso no lo ves? Me perteneces a mí”.
Ay, espera. Me equivoqué. Que eso es de The Police: Every breath you take.
Y, lo confieso, si la ponen en el karaoke, aun sabiendo lo que dice, yo la canto.
Apuesto a que tú también.
¿A dónde quiero ir con todo esto?
Pues a que es muy complicado situar el “fuera de juego”.
¿Por qué Tangana y no Sabina?
¿Por qué Maluma y no Doctor Deseo?
Por volver a nuestro caso, a mí C. Tangana me provoca sentimientos encontrados.
Por un lado, no me fío. Por el otro, me molan algunos de sus temas (te recomiendo Veneno).
Luego, está el personaje. La performance.
C. Tangana, que es un chulo,un cocainómano, un mujeriego.
Que juega al despiste. Dedica un videoclip al colectivo trans (Pop your pussy), llama putas a las mujeres en otro.
Y, por confesar, confieso que a veces quiero tirármelo un poco.
Demos un pequeño rodeo. American Psycho. Lolita. El Silencio de los Corderos.
La historia de la literatura está repleta de protagonistas despreciables que defienden su vivencia. ¿Son acaso esos libros apología del femicidio, de la pederastia, del canibalismo?
Bueno, quizás sí puedan serlo.
Habrá quien admire al yuppy asesinando mujeres, quien compadezca al padrastro violando a su hija, quien quiera comerse a un vecino molesto.
Es lo que ocurre cuando un texto es ambiguo (como la vida).
Que se (mal)interpreta. La delgada línea roja. El fuera de juego.
Un amigo me decía que la diferencia radica en la exposición. Que el C. Tangana está hasta en la sopa. Que no todo el mundo es capaz de darle ese “giro de tuerca” y ver un pelele en el machuno. Que habrá muchos chavales que lo escuchen y lo emulen. Que lo admiren por ser un machuno .
Un símbolo de lo machuno. Apología.
(Maldita ambigüedad, como nos lo complica).
Pero, al mismo tiempo, miro a mi generación y a la que empieza su adolescencia escuchando al C. Tangana. Nos separan poco, ni diez años.
Y, otra confesión, me dan envidia, joder.
Vienen mucho mejor preparadas en temas de detección de violencia, deconstrucción de los roles de género. Por favor, que yo me empecé a pintar la raya del ojo a los 19 y creí estar cambiando el mundo. Y ahora hay maricones gurús de maquillaje haciendo la ESO.
Niñas de 15 que saben que “puta” no es ningún insulto.
Esa generación escucha a C. Tangana. En masa.
Si os creéis que esa música les va a comer la cabeza, quizás deberíais hablar más con ellos.
Creo que el machismo en las canciones de C. Tangana es más obvio.
No sé si eso implica que sean “más” machistas. Tampoco que lo sean menos.
A lo mejor, C. Tangana utiliza el machismo como recurso estético.
A mí tampoco me gusta que Fangoria use lo marica como recurso estético.
Y la contratan en Fiestas de Bilbo. Todos los años. Y no empiezo un change.org. No voy y punto.
A todo esto, hacer un change.org es del todo legítimo.
No nos equivoquemos. Si no te gusta algo, tienes todo el derecho a intentar cambiarlo.
Pero no puedo dejar de preguntarme por qué esas 20.000 firmas no se movilizarían con Sabina o Los Planetas. Pero lo hicieron hace un tiempo, contra Maluma y sus cuatro babys.
Amigas, yo aquí veo un sesgo de clase. Un sesgo de hemisferio.
Y, concretamente, en Euskal Herria, un sesgo norteño.
El trap ya ha conquistado la península, eso es un hecho, pero aquí se resiste. Yo creo que ocurre porque el trap es el nuevo punk, y aquí el punk aún no ha muerto.
El trap recoge una desafección generacional, y es una música fácil de producir para que cualquiera pueda hacerlo. Como el punk en su momento.
Si tienes un portátil, puedes hacer trap con su micrófono interno.
No quiero equiparar punk y trap, son músicas y fenómenos distintos, pero obedecen a la misma lógica. Música “mala” hecha desde abajo y con mensajes muy diversos.
A lo mejor, lo que pasa, es que afinamos el olfato feminista con la música latina, la urbana.
Por eso de la paja en el ojo ajeno. O la viga. Si es que da lo mismo.
Pensar que todo el reguetón es machista, a la vez que vamos a conciertos de indie donde señoros heteros no paran de hablar de amor romántico, conquista o celos.
Y no hay un change.org para ellos.
Porque puestas a quejarnos, el Duo Dinámico, dos días después del concierto cancelado, cantaba “Quince años tiene mi amor” en el mismo escenario.
¿Por qué no una petición masiva pidiendo paridad entre los conciertos? (Mirad el ratio hombres mujeres en los artistas, veréis a qué me refiero).
¿O más canciones en euskera? ¿O artistas de otros países, de otras etnias?
Cuando vetamos a C. Tangana (y solo a C. Tangana)… ¿Habla la pedagogía o habla la hoguera?
Yo no sé qué pensar.
De verdad que lo último que quiero es que esto parezca un alegato.
20.000 firmas. El pueblo ha hablado. Pues ya está, yo acato. Cancelado.
Yo no sé qué pensar ni qué decir.
Me gusta Tangana. No me fío de Tangana. Todo a la vez.
Eso sí, tengo dos cosas claras: la censura es una herramienta útil para protegernos, pero lo de vencer sin convencer cada día me convence menos.
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