Crónica personal e incorrecta de Granada
¿Qué ha pasado en el movimiento feminista autónomo desde las últimas jornadas estatales de Granada? Marta Brancas, periodista y activista feminista, analiza qué ha ocurrido en la última década y plantea que quizá tengamos que volver a juntarnos en un marco así
En 1979 estuve en las Jornadas Feministas de Granada y volví a participar en las que se hicieron treinta años después, en 2009, junto a otras 500 mujeres que nos desplazamos desde Euskal Herria hasta allí. Ambos encuentros fueron necesarios y urgentes para reafirmar el feminismo. “En el 79 estábamos todas”, dijo Justa Montero refiriéndose a la coordinadora estatal de organizaciones feministas, pero en 2009 faltaba ya un sector del feminismo que llamábamos radical, las independientes, cuyas referencias eran la revista Vindicación Feminista y luego, el Partido Feminista de Lidia Falcón. En Euskal Herria era Lanbroa, con Mari Jose Urruzola y en Catalunya, el entorno de Gretel Amman, por poner algunos ejemplos.
La primera división se produjo en las Jornadas de 1979 en torno al debate sobre la doble militancia, que se mantiene 30 años después. Desde entonces ha habido muchas otras separaciones debido a que partidos, sindicatos e instituciones han cooptado a muchas feministas. Sin embargo, aunque todas han provocado heridas que cuesta mucho cicatrizar ésta primera es/fue la separación más dolorosa.
También hay que decir que no en todos los lugares ha sido igual. En las últimas Jornadas feministas de Euskal Herria, Salda Badago, celebradas en Durango en noviembre, tanto el sector del feminismo que hemos llamado radical como el que apuesta por la militancia mixta, en otros espacios que no sean exclusivamente feministas, estuvieron presentes en la mesa central sobre las entrañas del movimiento y participaron con ponencias de otros temas. Unas y otras seguimos reclamando un movimiento feminista autónomo, crítico y transgresor.
Pero no dejemos que las ausencias pesen más que las presencias. En las jornadas de Granada de 2009 se hicieron 130 ponencias y actos en torno a varios ejes temáticos y a nuevas representaciones, nuevos contextos. La manifestación de 5000 mujeres sigue siendo para mí una de las más potentes que he vivido por su fuerza y diversidad. Fue una ventana abierta al mundo desde la que aprendimos a construir los coños insumisos y a llevarlos en procesión laica. Tembló el Albaicín, el Sacromonte, tembló la Alhambra, tembló hasta Sierra Nevada por los pasos firmes del feminismo en marcha.
Verena Stolcke -antropóloga alemana- preguntaba qué tiene que ver la raza con el sexo; la Marcha Mundial de Mujeres de Catalunya nos presentó su experiencia internacionalista y la dominicana Ochy Curiel, de la corriente del feminismo autónomo latinoamericano de Abya Yala, habló de descolonizar el feminismo, debate hoy en primer plano. Aprendimos el concepto de interseccionalidad, la imbricación de los sistemas de dominación como el sexismo, racismo, heterosexismo y el capitalismo porque considerar esta “matriz de dominación”, como dice Collins, es lo que da al feminismo un sentido radical, según explicaba Ochy Curiel. La experiencia de las Mujeres de Negro en sus actividades internacionales contra las guerras y el militarismo; y la impactante huelga de hambre de una mujer saharaui, Aminetu Haidar, en el aeropuerto fueron elementos importantes para colocarnos en el mundo y practicar la solidaridad.
El debate que más me interesó y aportó en cuanto a novedades teóricas y prácticas fue el del sujeto feminista. Empezando por el cuerpo: ser biomujeres no es la garantía del feminismo, no todas las biomujeres son feministas. Supimos también cuestionarnos las hormonas: ¿Por qué no se suministran hormonas masculinas a las mujeres cuando podrían ser muy beneficiosas para multitud de cosas? Los Estrógenos son una de las principales hormonas femeninas junto a la Progesterona, pero también producimos testosterona en los ovarios.
Cierto sector de las organizaciones trans fue bastante agresivo en algunos aspectos (cantidad de ponencias, la fiesta), aunque es de agradecer que hablaran claro. Con mis propios oídos escuché cosas que suponía, pero que me quedaron constatadas en una mesa redonda, o ponencia, ya no recuerdo: algunas organizaciones de trans, hombres contra el machismo y/o LGTB afirmaron que llevaban años, mucho tiempo, pensando cómo desembarcar en el movimiento feminista. Pronto empezaron a decir lo que debería hacer el movimiento feminista. Decían que el feminismo no podía ser el sujeto colectivo de cambios, porque, además, no hay cambios ni relatos generales para el cambio según las teorías posmodernistas y/o queer por aquello de que hay tantos sujetos como géneros y relatos.
Haciendo el balance de las Jornadas, ya de vuelta en Bilbao, llegué a una conclusión que no sé si fue general. Que el sujeto del feminismo no está determinado por el sexo, ni por el género -nosotras siempre disidentes de la normalización binaria que nos quieren imponer- sino por la política feminista. El sujeto feminista no es un sujeto basado en identidad de ningún tipo, sino un sujeto político colectivo que se va forjando por medio de la experiencia práctica de la organización y de la lucha, contrastando las teorías. Un sujeto que valora sus alianzas y coordinaciones. La coordinación, por ejemplo, nos habían hecho llegar hasta Granada de nuevo, 30 años después, de la mano de la Coordinadora Feminista Estatal.
¿Las organizaciones de trans, LGTB, queer, tienen nuestra política feminista? ¿Se preocupan de las mismas cosas? Evidentemente, no. En algunas reivindicaciones, el movimiento feminista ha apoyado a estos sectores para lograr derechos democráticos, pero sin llegar a creernos que la igualdad puede hacerse real y superar las diferencias, que están concedidas por el Estado, supuestamente neutro, que exige una supuesta interculturalidad y diversidad como garante del predominio etnocéntrico europeo y norteamericano blanco, hombre, heterosexual y rico. Desde luego, estamos en oposición a la patologización del proceso trans y nos solidarizamos firmemente con los sufrimientos que está causando. Pero no hemos recibido grandes apoyos de estas organizaciones que se estaban permitiendo decirnos lo que teníamos que hacer y que querían entrar al movimiento feminista en una especie de invasión. El paso del tiempo ha confirmado que esto no ha sido así y las cosas parecen haber vuelto un poco al cauce de un diálogo cordial.
Feminismo vasco
En las Jornadas estatales feministas de Granada hubo bastantes ponencias de feministas vascas. Sobre el tema del sujeto feminista, sobre la inmigración y la interseccionalidad, sobre cuerpos y sexualidades, sobre la laicidad, sobre las trabajadoras de hogar y los cuidados. Hubo también ponencias en torno a las agresiones y a la participación feminista en política y en las fiestas populares. Las compañeras de Bilgune Feminista estuvieron presentes aunque sin ponencias.
Poco después de volver del encuentro, en enero de 2010, “desde diferentes barrios, ciudades, culturas y mundos nos llegó un llamamiento a la lucha transfeminista, a la conformación de manadas como unidades básicas de convivencia y organización y a la rebelión en las calles, en las casas y en los pueblos”. Fue el Manifiesto para la insurreción transfeminista firmado por muchas mujeres feministas individualmente y por organizaciones de Euskal Herria, Catalunya, Madrid, Galiza… La firma colectiva que se usó fue PutaBolloNegraTransFeminista Sarea (red). Así fijamos el concepto de transfeminismo: un feminismo transgresor, revolucionario. La referencia a constituir manadas fue realmente una premonición.
Por nuestra parte, en Bizkaia, hicimos asambleas de balance de las Jornadas con las mujeres que habían asistido y propusimos un calendario de debates sobre los temas que más habían interesado. En cada sesión hubo una parte de debate más teórico y otra de propuestas de campañas, activismo y reivindicación. Intentamos rescatar las posibilidades que ofrecía cada tema tratado.
Los cuatro temas que seleccionamos nos dieron para debatir todo el año siguiente 2010; Cuerpos y políticas feministas; cómo afecta la Ley de Extranjería a las mujeres y a la lucha contra la violencia machista; las (Des) Identidades sexuales y de género; y los nuevos desafíos en la teoría y práctica política feminista. Hablamos también de la crisis, los cuidados y trabajos, tratando de retomar en profundidad y analizar desde todos los puntos de vista el modelo económico, de desarrollo y político del sistema capitalista/patriarcal y sus consecuencias para la vida de las mujeres.
La crisis sistémica y de cuidados nos ocupó bastante en el siguiente periodo. El seminario Análisis de la crisis desde el feminismo nos reunió en Madrid, en abril de 2012 de la mano, una vez más, de la Coordinadora feminista estatal. La crisis es demoledora para las mujeres y grandes capas de la población pero el movimiento feminista ha sabido encontrar la parte de boomerang y plantear sus alternativas resignificando el concepto de Huelga General. Tras la nueva situación masiva del movimiento igual es momento volver a reunirnos en otras Jornadas Feministas estatales.
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