Los bichos y las alas de Travis Birds
De un directo fallido de Instagram y del interés que nos suscita la voz de 'El Embarcadero' surge esta conversación con la música Travis Birds
Travis Birds es un bonito misterio. Las letras de sus canciones son enigmáticas y, por qué no decirlo, ella también parece rodeada de un halo de intriga. Tiene una risa contagiosa, que inunda su cara. Tratamos de encontrarnos con ella en directo por Instagram, pero cientos de personas tuvieron la misma idea y fue un desastre. El mismo día, a la misma hora, Mónica Naranjo y Rozalén andaban también online. La conexión se caía una y otra vez, pero Travis aguantó con paciencia las inclemencias del Wifi. Respondió, con naturalidad, a todas nuestras preguntas. Su gran pelotazo está por llegar, aunque ya ha pegado unos cuantos. Es la autora de la banda sonora de la serie El Embarcadero y la valiente que se atrevió a cantar 19 días y 500 noches después, un tema que compuso Benjamín Prado para simular que daba en los morros a Sabina. Ella no sabe qué opina él de la letra, pero es fácil intuir que estaba de acuerdo. Quizá crea que el gesto puede limpiar, de alguna manera, su fama de machito. No es suficiente, pero el tema es un regalo para todas y ha sido una oportunidad para Birds, que lleva componiendo desde 2010.
Siempre es complicado, al menos para quien escribe estas líneas, describir una voz. Dicen que la de Travis tiene un color muy especial, pero nunca he entendido bien qué significa eso. Lo cierto es que suena a nuevo, a posibilidades, a alguien que canta porque quiere hacerlo. Las letras de sus canciones vienen cargadas de ese tipo de certezas que pueden ser cualquier cosa, pero lo suyo es escucharla “hasta que el cielo chivato se ponga a llover”. Año X es el típico disco que rayarías si no lo escuchases en Spotify.
A Travis le da miedo volar aunque le sobren las alas. Su gira arrancaba en Melilla el 12 de marzo, un par de días antes de que se decretase el Estado de alarma por la crisis del coronavirus. Ya en la puerta del embarque surgieron las dudas, pero voló. Al llegar a la ciudad autónoma, el cristo que se había montado era más que evidente y decidieron volver a casa. Voló dos veces el mismo día y tuvo que cancelar el primero de muchos conciertos. Aún así, se muestra optimista. Cree que en la Ley de Atracción, esa teoría que argumenta que si tú crees mucho en algo, acaba por cumplirse. De momento, en realidad, no tiene motivos para pensar lo contrario. No le da miedo la precariedad que vuelve a acecharnos porque ella todavía no ha conocido otra cosa.
Léanse todas las respuesta imaginando una sonrisa en cada palabra.
¿Qué tal llevas las cancelaciones de tus conciertos?
Estoy intentando ser positiva y optimista. Ahora no se pueden valorar las consecuencias, pero quiero pensar que, dentro de lo que cabe y cuando todo se resuelva, se podrán retomar los conciertos que teníamos planteados. Va ser una putada tener que mover tantas cosas y encontrar nuevas fechas, pero intento ser positiva porque si no igual me hundo.
¿Qué tenías planeado para este verano?
Este verano teníamos programadas actuaciones, pero, de momento, no se sabe qué va a pasar con ellas.
¿Festivales?
Grandes festivales, de momento, no.
¿Tú eres festivalera? ¡Te queremos en el Sonorama!
No soy muy de ir a festivales porque no me gustan las aglomeraciones. Soy un poco ermitaña. Para disfrutar de la música, prefiero otro tipo de conciertos, pero si me invitan ¡iría encantada!
¿Qué música escuchas tú?
Voy cambiando mucho. No tengo nada de cabecera, que escuche siempre, siempre. Sí que tengo canciones que son muy importantes o inspiradoras, pero me cuesta responder a esto porque me dejaría cosas y al leerlo diría: “¡Me dejé esto!”. Voy cambiando la música que escucho.
Hablas mucho de los golpes de suerte. ¿No tendrás tú también el síndrome de la impostora que sufrimos tantas mujeres?
Para nada tengo el síndrome de la impostora. Creo bastante en mi trabajo y en todo lo que me lo he currado para que las cosas salgan bien, pero sí que es verdad que también creo en las casualidades, en los golpes de suerte. Mi trabajo se ha descubierto y se ha visto, pero también podía no haber sido así. Hay ciertos golpes de suerte que te hacen avanzar y ciertas personas que te encuentras, aunque no sepas cómo llegan a tu vida, que la cambian para muy bien, que te sitúan en un sitio donde no habrías podido estar sin ellas. Es el caso de Álvaro Espinosa, mi productor. Yo, con el dinero que tenía, no me podía contestar la producción que tiene el disco. Gracias al amor y dedicación que le puso, tengo la suerte de poder tener un disco tan bien defendido.
Una casualidad hizo posible que Coyotes llegase a los oídos de la persona encargada de sonorizar la serie El Embarcadero. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Ha sido una experiencia increíble. Es un placer que pongan tu música a una serie que está tan cuidada.
¿Te ha gustado la serie?
Sí, me ha gustado mucho. La imagen está muy cuidada.
Dices que eres una mezcla entre señor, niño, tarada y escarabajo común. En Las alas también hablas de los insectos. ¿Qué te pasa con los bichos?
Todas las referencias que hago a los insectos es porque, de alguna manera, me dan cierta cosa… No soy supervaliente con los insectos, pero, a la vez, desde pequeña, que era más valiente, han tenido algo que me atraía. Es un mundo que pasa muy desapercibido, no les queremos cerca, pero hay un submundo ahí abajo. Son tan raros y tan mágicos…
¿Te da miedo exponer tu intimidad en tus canciones?
No, porque uso mucho la metáfora. A no ser que quiera contar una historia real, como en Creature Of The Night. Me escondo un montón. Llamo a las cosas de otra manera, no soy literal. Puedes interpretarlo de muchas formas.
¿Y la autocensura te da miedo?
Más que a la autocensura, me da un poco de miedo volverme pretenciosa sin querer. Intento vigilarlo un montón y cuando me siento a escribir una canción, intento olvidarme de querer hacer una canción que sea genial. Eso te encasilla la cabeza en un sitio que es muy poco productivo. Cuando me siento a componer algo, quiero tener algo que decir, quiero que salga de una forma orgánica y natural. ¿Necesito componer algo que me encante? Es una presión que no funciona. Me da un poco de miedo eso de perder la inspiración, pero llega a medida que te van pasando cosas en la vida.
México será la gloria. ¿Qué me cuentas de Thelma y Louise? Es mi favorita.
Es una canción que le escribí a mi hermana porque es una peli que tenemos de cabecera, que siempre solíamos ver porque nos animaba un montón. Me resulta muy inspiradora.
¿Para cuándo el segundo disco?
Está terminado, pero para publicarlo quiero hacerlo un poco a mi manera y no cuadra con la manera que se supone que se había planteado, así que estoy intentando desvincularme. Ando con temas burocráticos muy aburridos.
¿Tenemos título?
Sí: La costa de los mosquitos.
Qué bonito.