El libro que va a fascinar a todo el mundo
Con 'Señoras que se empotraron hace mucho' vas a aprender millones de cosas, te va a explotar la cabeza, y al mismo tiempo te vas a mear encima de la risa.
Bueno. A ver. Dejémonos de gilipolleces. Hoy no voy a contar nada de mí, porque después de 37 días de confinamiento no hay nada real que contar, que tenga más relevancia que esta jodida maravilla que me acabo de meter entre pecho y espalda. Así que al grano. Señoras, bolleras, disidentes de género, gente de género fluido y hasta señoros machirulos sin criterio alguno: por fin ha salido publicado el libro que va a fascinar a todo el maldito mundo. ¡¡¡A TODO!!! Sé que me quedan muchos libros por leer este año, porque todavía es abril, pero lo voy a decir ya porque es la verdad: SEÑORAS QUE SE EMPOTRARON HACE MUCHO ES EL MEJOR LIBRO QUE VAS A LEER ESTE 2020. ¿Por qué? Porque vas a aprender millones de cosas, te va a explotar la cabeza, y al mismo tiempo te vas a mear encima de la risa (y que conste que digo esto con cistitis y tomando antibióticos, pero ¡incluso así es un gustazo!). Escribo esta reseña con euforia. Alterada. Jodidamente feliz. Acabo de mandar pantallazos de la portada a todas mis amigas (incluso a las que hace siglos que no hablo), acompañado de frases inconexas llenas de intensidad post-lectura-clímax de algo que me ha parecido UN PUTO SUEÑO HECHO REALIDAD. Este libro se puede mandar leer en un seminario de monjas, en tercero de la ESO, para una tesis doctoral, como cuento para acostar a tu hija por las noches, para escenificarlo en tu grupo de teatro o como juramento el día de tu…boda…divorcio…cumpleaños….jubilación…no sé…¡¡ESTE LIBRO ES ALGO GRANDE!! De este libro te vas a acordar en los momentos IMPORTANTES. Te lo digo.
Por lo visto esta octava maravilla, se publicó por primera vez en octubre de 2019. La cuarta edición es de diciembre de 2019. Yo entre manos tengo la quinta edición, que me la compré allá por febrero, pero no consigo ver cuándo se publicó, porque yo soy de letras puras y en cuanto me echas cuatro números ya me aturullo. Se ve que no hago bien las conexiones neuronales o que alguien no me explicó el funcionamiento de los números en condiciones en quinto de primaria. El caso, es que sea como fuere, este escrito que hoy nos concierne se vende como churros. ¡Me lo quitan de las manos señoraaaaaaaa!
La escritora de tamaña obra de arte es Cristina Domenech, nacida en 1987 en Málaga, graduada en Estudios Ingleses, siendo ahora doctoranda. Dice su descripción de la tapa del libro que en su tesis analiza la literatura histórica desde una perspectiva queer. Te digo desde ya que según empieces a leer sus líneas vas a pensar que por qué no tiene un talk-show para ella sola, en hora punta de prime time de todas las cadenas a la vez. ¡¡Posiblemente sea la persona más graciosa del mundo entero!! (O si no lo es, está en el top tres sin duda). ¡Qué soltura, qué desternillante manera de contar las cosas, qué forma de relatar tan magníficamente cercana, amena, didáctica y atractiva! ¡Por favor quiero que todas mis clases de secundaria te lean, y si puede ser te escuchen! ¿Quién eres? ¿Sales en youtube? ¡¡Quiero que seas mundialmente conocida, joder!! ¡¡Quiero que escribas más libros!!
Pues aquí estoy otra vez más, tratando de pensar qué demonios os cuento sobre esta potorruda obra de 223 páginas. ¿Pero qué mejor que empezar por el principio? Domenech, de manera cronológica, empezando en el siglo XVII y terminando en el siglo XX, nos cuenta las vidas de, como el propio título del libro indica, señoras bolleras de hace tiempo. Importante decir que algunas de las señoras aquí descritas son bolleras, otras son bolleras crossdressers, otras son personas de género fluido y quizás (¿sólo quizás?) alguna de las personas descritas, con la información que tenemos hoy, podríamos decir que pudo haber sido alguien a quien se le asignó erróneamente la categoría mujer al nacer, y algunos años después, con tiempo y una caña, pudo performar lo que realmente sentía ser y vivir como hombre. Hay casuística diversa, pero lo cierto es que sí, la mayoría son bolleras con todas las letras: lebianas, sáficas, camionas, tortas, llamadlo como más os guste.
Del listado de historias que nos cuenta la autora, yo sólo conocía a cinco : a Anne Lister y Ann Walker, por la homónima serie, cuyos diarios me juré que me compraría pero me ha pillado esto del confinamiento, así que tendré que esperar. A las gallegas Elisa y Marcela que salen en la portada de un disco de Nacho Vegas y también hay una película por ahí que vi el otro día, que a mí personalmente me pareció bastante malilla (y a la persona con quien la vi también) porque parecía aquello más su vida sexual que su historia (que no es que tengamos ni yo, ni esa persona, nada en contra de ver sexo lésbico y mujeres desnudas en la tele, muy al contrario, fue un placer, todo correcto y satisfactorio, pero nos pareció que a Isabel Coixet se le fue un poquito la mano). Por última y no por ello menos importante, digo llena de orgullo y satisfacción que conozco a Natalie Clifford Barney, que fue una señora que vivió en la orilla izquierda del Sena, y que tenía un salón (donde yo y mi amiga Tania intentamos dejar su huella en la calle Jacob 13 en París: primer y último stencil de mi vida) donde se juntaban muchas bollos y bisexuales artistas, intelectuales, escritoras y periodistas. De hecho, creo que en algún lugar de esta sección reseñé otro libro donde Clifford también salía: París era mujer , y recuerdo un subidón muy parecido a este que tengo en estos momentos, cuando terminé de leer aquello. Supongo que ver a tías (de clase media o alta) con garbo que hacían lo que les daba la gana y disfrutaban de lo que les gustaba, me alegra el alma, o algo. Me vais a perdonar el inciso, pero acabo de entrar en Filmaffinity de los cojones (cómo lo odio), para ver si le dan un seis al documental con el mismo nombre, París era mujer, porque esta maldita página de películas de pseudocalidad siempre da de nota un mísero seis a todo lo que a mí me gusta…y me entra la risa mientras escribo que ¡¡ni siquiera está puntuado!! Es decir, no sólo esto confirma mi sospecha de que Filmaffinity son los padres, con p en masculino, sino que para mí ya pasan a ser escoria y a no tener ninguna credibilidad si de todos los que escriben reseñas y puntúan NADIE ha visto esta genialidad . Por si no me creéis: mirad. Pero es que claro, ¿para qué se van a ver los señores que contribuyen al renombre de Filmaffinity un documental sobre las mujeres artistas y escritoras de París de hace años? ¡Para nada, claro está! Si no sale nadie con bigote, hacen el test Bechdel pero al revés y se aburren. Gentuza.
Vale. Lo que te contaba. Que están estas cinco portentas, pero hay muchas otras: Julie d´Aubigny, Hortense Mancini, Catterina Vizzani, Charlotte Charke (que me ha gustado especialmente y estoy un poco enamorada de ella), las Damas de Llangollen (con las que me he identificado mucho y me quiero poner de foto de perfil del email la anécdota de los chicos que salvaron a un erizo), Anne Dammer, Jane Pirie y Marianne Woods, Charity Bryant y Sylvia Drake, Charlote Cushman, Rosa Bonheur y muchas más. Quisiera ponerte comentarios con impresiones propias de todas ellas y añadir mis pequeñas pajas mentales, pero es que voy a dejar de hacer esas estupideces. Ya tengo una edad, y cuando releo mis propias reseñas me doy vergüenza ajena, porque hablo más de mi vida que de los libros. Así que hasta aquí hemos llegado. Si no vas a decir nada que supere al silencio, o en este caso a la obra de arte Señoras que se empotraron hace mucho, te callas, María Unanue. Me viene el rey emérito a la cabeza, indudablemente.
Si con esta reseña he conseguido transmitir una décima parte del subidón que tengo después de haberme leído Señoras que se empotraron hace mucho, de Cristina Domenech, me doy con un canto en los dientes. ¡¡Es un libro supergracioso y superdivertido!! Y a la vez es superpegagógico, tiene un rigor histórico que lo flipas aunque ella te hable en lenguaje coloquial, y se ve que lleva un currazo por detrás de años y años de estudio, que te cagas. Si tuviera que hacer un pódium de disfrute, lo situaría entre, SIN LUGAR A DUDAS, una de las diez lecturas más extraordinarias y prodigiosas que recuerdo haber leído en mi vida. (Y algo he leído) Me gustaría poneros aquí los pantallazos de la portada del libro reenviada a todas mis amigas, como prueba de que no os miento, pero sería un poco chabacano. Que yo soy muy chabacana de siempre, porque en Uribarri, en mi barrio, es lo que se estila, así que no estaría de más hacerlo en mi sección. Pero Pikara Magazine tiene una reputación, un renombre y cierto glamour, y tampoco es plan de arruinarlo. ¡¡Leed este fabuloso compendio de historias de señoras que deberíamos conocer hace tiempo, y que por desgracia, (y sobre todo por heteropatriarcado) siguen estando escondidas bajo tierra sin tener en los libros de texto y en nuestro imaginario colectivo bollero y bisexual, el lugar que merecen!! ¡Larga vida a las señoras que empotran a otras señoras! ¡Y larga vida a Cristina Domenech! ¡Por favor, no te conozco de nada, pero te lo pido de rodillas: escribe más libros! ¡¡POR FAVOR!! Gracias.
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