Integrantes de la Red de Defensoras de Honduras.

A pesar de estas restricciones de movilidad por la pandemia, 10 defensoras de Mesoamérica han sido asesinadas durante este año. 58 por ciento de ellas no tienen recursos suficientes para garantizar sus necesidades básicas y un 40 por ciento no tienen acceso a servicios de salud.  Además, un 81 por ciento de las defensoras se han visto obligadas a confinarse. Estos datos, recogidos por la IM-Defensoras a través de un estudio basado en 475 entrevistas a defensoras de El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua para analizar el impacto de  la Covid-19 sobre las vidas y luchas de las defensoras de derechos humanos, corroboran que los Estados de la región no han considerado esencial su trabajo, pero también que la respuesta de las defensoras ante esta y otras crisis ha sido siempre la misma: sostener la vida.

La IM-Defensoras está presentando algunos de los principales hallazgos de esta investigación en el marco de la campaña.

Más alertas que el año pasado

En términos de seguridad, entre marzo y noviembre de 2020, las alertas de la IM-Defensoras se han incrementado 123 por ciento respecto al año anterior (2020: 136, 2019: 61), presentándose un aumento de detenciones arbitrarias, campañas de desprestigio, represión a manifestaciones, acoso y criminalización

La investigación también revela que, pese a que el coronavirus ha agravado la crisis de derechos humanos y la violencia estructural que vive Mesoamérica desde hace siglos, los gobiernos no han considerado esencial el trabajo de las defensoras de derechos humanos.

Más incomunicadas

A ello se suma que, en tiempos en que la comunicación por medios virtuales resulta fundamental, el 34 por ciento de las defensoras no tienen acceso a wifi y solo usan “datos” para conectarse, un 53 por ciento no cuenta con recursos suficientes para tener saldo en su celular y el 13 por ciento se ven obligadas a compartir teléfono con otras personas.

Ante la crisis: Protección Integral Feminista

Los resultados de esta investigación vienen complementados con un análisis de la respuesta que desde la IM-Defensoras, las distintas redes y articulaciones nacionales de defensoras en la región y desde las mismas defensoras, sus organizaciones y comunidades se ha dado a la crisis a partir de la aplicación de su experiencia en Protección Integral Feminista. Bajo este paradigma se han desarrollado acciones que van desde la activación de apoyos y recursos a las defensoras, acompañamientos, prácticas de autocuidado, cuidado colectivo y sanación, fortalecimiento en seguridad digital, incidencia ante instancias de derechos humanos, denuncia de violaciones a derechos o campañas de visibilización de la labor de las defensoras y su papel fundamental en el cuidado de la vida.

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