Sacramentum
Publicamos tres poemas 'Sacramentum' (Editorial Versátiles), el primer libro de Aurora García Obregón.
Rezo a Ishtar
la desconexión hacía caminos en la bruma del bosque
piel vieja: muda de serpientes entre la hierba
recogías el pellejo para sanar tus llagas
mientras decías que mis 30 se acercaban,
apuntabas
a la caída de mi pelo
a mi primera cana
mientras decías que mi vientre debía romperse algún día
acoger un ser
trenzar un nudo a sangre
el paseo se partía,
la vejez entraba fría
y solo me quedaba un rezo a Ishtar
abrazar cualquier ciudad
como si defendiese Uruk
lejos de lo invertebrado lenguas sádicas
b) una bruma azul enfermaba el cielo
los zapatos entraron infieles a la casa
bauticé los cadáveres de las plantas
inventé planos de urbes a las que acudir sin ti
El Sur: Road B
los pies se agrietan: es el resultado de la tierra seca que piso
si me desprendiera (ahora)
de toda la piel dura volvería a nacer
los hijos de la tierra seca corren atrapados en un tiovivo por las calles de Bangalore
la lluvia monzónica les inunda en una danza frenética
parecen meditar a la vez que huyen
corren hacia el Sur
y la lluvia es un Dios
y la basura es un Dios
y el chutney es la sangre de Dios
y el esqueleto de esta rata es un Dios
observo desde la terraza todo un caos de colores ardosos:
bebés bendecidos
mujeres comprando blanqueantes de piel
mujeres vendiendo flores hiladas de jazmín para trenzar el pelo a las hijas un domingo en
Church Street
quisiera saber el peso de mi cuerpo sin los órganos que lo mantienen vivo
los gramos del desgarro en una geografía descarada
la herida aquí yace salvaje
la carne viva quemada por el tubo de escape
la carne que no engullo para que el fuego sea antiguo y la garra neutra
no puedo evitar cerrar los ojos — posar las manos sobre el vientre
ansío raíces que sentencien la verdad
mientras:
intento definir otra energía que transporte la vida no fértil
me muerdo el labio y sangro
I.
cuando invoco a mi madre pienso en el fracaso
en la vida que no tuvo
en la vida que me corresponde
llorar siempre a los brazos de un hombre
que me traerá flores arrancadas de un parque público
que dejará su ropa torcida en la cama
y yo quedaré amando
sus restos líquidos
aguantando hasta el último lavado
el tejido y la mancha
para mirarme cosificada
a un espejo que ya funciona como obituario de muertos
cuando invoco a mi madre pienso en ser mi propia madre
producir mi propia leche
partos psicológicos
amenorreas ligeras
senos pesados
piel rasgada
hijos flotando en agua bendita
un útero en llamas
amar lo que siempre deseé:
acunar un temblor callado y frágil
fingir que no he fracasado