Ella no va a leerte, pero tu amiga sí

Ella no va a leerte, pero tu amiga sí

El juicio entre Johnny Depp y Amber Heard por difamación es uno de los litigios más sonados de la historia, a la altura mediática en EEUU del de O.J Simpson. Amplificado por las redes sociales que lo difunden minuto a minuto y por todo el mundo, increíblemente, el debate ha desdibujado de qué se acusan en realidad.

18/05/2022

Captura del juicio de Depp y Heard.

Todo empezó en 2016 cuando, en la demanda de divorcio, Amber Heard acusó al actor de malos tratos y pidió una orden de alejamiento. Johnny Depp lo desmintió, la actriz retiró la orden de alejamiento y recibió una indemnización millonaria que prometió donar en su totalidad a fines benéficos (Unidad de Violencia Doméstica de la ACLU y al Hospital Infantil de Los Ángeles). Tras ello, emitieron un comunicado conjunto afirmando que ninguna de las dos partes había mentido para obtener un beneficio económico y que lo ocurrido no había tenido como objetivo de causarles daño físico o moral intencionadamente.

Más tarde, en 2018, Amber Heard escribió un artículo para The Washington Post en el que contaba su experiencia como superviviente de la violencia machista, y denunciaba públicamente la protección social con la que contaba su maltratador mientras que ella perdía papeles en películas y contratos con firmas de moda. Fue durante el apogeo del movimiento #MeeToo en EEUU. Como embajadora de los derechos de las mujeres en The American Civil Liberties Union, apelaba a aquellas que estaban sufriendo su misma situación en esos momentos para seguir luchando contra la sociedad machista en la que vivimos y demandar cambios sustanciales. En todo el artículo no se menciona el nombre de su ya exmarido, pero se deduce de sus afirmaciones que se refiere a él. Un año después, Disney retiró la participación de Depp en la nueva entrega de Piratas del Caribe. Esta decisión desató la ira del actor, que demandó a Amber por difamación, acusándole de mentir, de mostrarse como víctima para intentar favorecer su carrera profesional e, incluso, de ser ella la agresora, reclamándole los 50 millones de dólares que había dejado de percibir por la película. Por su parte, la actriz presentó una contrademanda de 100 millones señalándole como el responsable de orquestar una campaña en redes sociales en su contra que le había llevado a perder trabajos y dinero. No obstante, hay todo un movimiento en redes que pide su sustitución en la saga Aquaman de Marvel.

Ya en septiembre de 2020 Johnny Depp demandó al diario inglés The Sun por calificarle como “golpeador de esposas”. En el juicio no se llegó a demostrar el maltrato, pero el actor perdió la demanda al considerar el juez que, según las acusaciones vertidas, era algo “sustancialmente verdadero”, y Warner también canceló su aparición en Animales Fantásticos.

Con todo este historial, llegamos al inicio del juicio este abril de 2022. Como recordamos, se trata de un juicio por difamación en el que se debe dilucidar quién difama a quién y cuantificar el montante de dinero en que está valorado el daño causado. Pero ya, de entrada, nos encontramos con la campaña en redes sociales que califica a Amber Heard de maltratadora y mentirosa. Como ella misma denunció en 2018, su imagen está manchada y antes de escuchar su testimonio tenemos ya la sentencia dictada.

Durante los juicios contra el tabloide inglés The Sun se recogieron los testimonios de Winona Ryder y Vanessa Paradis, exparejas del actor. Aunque estas no llegaron a testificar durante el juicio por falta de tiempo, fueron hechos púbicos. En ellos no calificaban a Johnny Depp como una persona violenta y declaraban que ellas no habían sufrido ningún maltrato por su parte. Amber Heard no había afirmado que fuera violento con otras mujeres, solo había hablado de su experiencia.
También en este juicio se tomó el testimonio de Kate James, antigua asistente de Heard, que la acusaba de trato vejatorio hacia ella y que afirmó no haber presenciado ningún episodio de malos tratos de Depp hacia la actriz, pero tampoco que ella le agrediera a él. Lo que sí declaró es que el consumo reiterado de estupefacientes por parte de la actriz le hacía tener una actitud violenta y agresiva hacia las personas de su entorno.

¿Quién es la víctima perfecta?

Una vez más nos encontramos con una mujer que no cumple con la imagen de víctima perfecta. Una actriz casi desconocida para el gran público y cerca de treinta años más joven que la estrella masculina, se inmiscuye en medio de una larga y estable pareja y “roba” al marido. Las críticas le llegan de todos lados, pero solo van hacia ella, hacia la mujer a la que califican de interesada y de destroza hogares. No hay castigo para él, si es que tiene que haber alguno para dos personas adultas que inician una relación afectiva.

Cuando se divorcian, surgen las acusaciones de malos tratos y ella acepta una indemnización. Planea de nuevo sobre ella la imagen de chantajista en lugar de la posible culpabilidad sobre él.
Durante este juicio, se expone el consumo de alcohol y drogas de él, que tiene un efecto “difuminador” de su culpabilidad: en su estado y por las fotos inconsciente que muestra Amber Heard no puede tener una actitud violenta. Por el contrario, el consumo de ella la convierte automáticamente en violenta y agresora.

A través de las redes sociales se está siguiendo masivamente el desarrollo del juicio bajo la pulsión escópica de la persona espectadora de la que habla el ensayista Jesús González Requena. El “deseo del ver”, de llegar a la pornografía de lo visual, de verlo todo, de conocerlo todo, de no tener frontera ni límite y que no exista nada oculto o velado. Así pues, estamos asistiendo a un juicio como espectáculo donde los propios actores son las partes demandada y demandante (valga la redundancia) y el jurado está compuesto por doce personas en la sala y millones fuera de ella.

Todas aquellas personas defensoras de la inocencia de Johnny Depp apoyan al actor con los hasgtag #JusticeForJohnnyDepp (Justicia para Johnny Depp), #AmberHeardIsALiar (Amber Heard is una mentirosa), #AmberHeardIsAPsycopath (Amber Heard es una psicópata). Señalan con el dedo todos aquellos comportamientos de Heard que no se corresponden con su idea de la conducta que debe tener y la vida que debe llevar la víctima de un maltratador. Una vez más, la dicotomía entre víctima y verdugo y el comportamiento encorsetado y reglado va en una dirección. Incluso llegan a acusarla de mentirosa, de ser ella la agresora y la culpabilizan de que no se crea al resto de víctimas de abusos y agresiones.

Es más, en 2018 el abogado de Johnny Depp, Adam Waldman, inició una campaña de desinformación para presentar a su defendido como la verdadera víctima de malos tratos, filtrando un audio recortado y manipulado de Amber Heard, en el que parecía que ella se reía de él. Escuchando la grabación original entera, se aprecia a la actriz llorando y temiendo por su vida. Heard se defendía de las agresiones respondiendo con fuerza física y Walden presentaba estas situaciones como una pelea justa y afirmaba que su defendido también podía ser considerado una víctima. Los fans del actor y los activistas machistas de Men’s rights obtuvieron el argumento perfecto para presentar a Johnny Depp como la cara de los hombres maltratados. Amber Heard representaba a las mujeres abusadoras y falsas denunciantes.

En 2016, cuando la actriz comenzó a acusarle de malos tratos, se filtraron una serie de mensajes entre ella y Stephen Deuters, un asistente de Johnny Depp, en el que se relatan varias agresiones y cómo este intenta disculpar su comportamiento. Durante este juicio nos han mostrado muchos más, entre ellos algunos admitiendo las agresiones del actor y este pidiéndole disculpas a su entonces pareja y prometiéndole que no iba a volver a ocurrir. O un mensaje entre Depp y el actor Paul Bettany, en el que fantaseaba con asesinar a Heard, ahogarla, quemarla y violar su cadáver. Pero es ella quien tiene que seguir soportando el acoso de las redes.

Él la ha acusado de cortarle un dedo y, aunque este hecho ha sido desmentido por tres testigos y por un audio en el que el actor reconoce que se lo cortó a sí mismo accidentalmente, los ataques contra la actriz no cesan. Es más, publicaba The Guardian en julio de 2020 que Bot Sentinel había detectado una gran campaña de bots pro-Depp y anti-Heard inundando las redes con mensajes ofensivos hacia ella e iniciando una recogida de firmas para que se la echara del reparto de Aquaman 2.

La última agresión expuesta por la actriz es sexual: afirma que, en mitad de una agresión física, el actor la penetró con una botella. Los abogados de Heard han llamado a declarar a la doctora Dawn Hughes, reputada psicóloga experta en violencia machista, que tras examinar su caso ha concluido que la actriz ha sufrido reiteradas agresiones sexuales por parte del actor.

Hay personas que han decidido no creer ni una palabra de Amber Heard, que se erigen en expertas en psicología y exculpan a Johnny Depp, calificando a la actriz de mentirosa y manipuladora. Y basan este juicio en su apreciación personal, en que ella no encaja en la imagen y comportamiento que, según estas mismas personas, debe tener una persona abusada y maltratada. E inundan las redes sociales con su opinión. Estos mensajes seguramente no lleguen a Amber Heard pero sus comentarios sí que llegan a su entorno más próximo. Esta ola de cuestionamiento hacia la actriz afecta a las víctimas de abuso más cercanas. Personas que han sufrido algún tipo de agresión y ven como hordas de cuentas en las redes sociales cuestionan cada gesto y cada palabra de la celebridad, que ponen en tela de juicio cada afirmación y que defienden con uñas y dientes al presunto agresor, sin tener otro argumento que la desinformación que les llega a través de las redes sociales o de artículos tendenciosos publicados en internet. Este es el verdadero daño al movimiento #MeeToo y a las personas agredidas: el miedo a que no te crean, el miedo a que te revictimicen, como le está pasando a Amber Heard. El miedo a sufrir el odio tras la denuncia de una agresión, a ser doblemente agredida. Heard no te va a leer, pero tu amiga sí.


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