Eva Sierra: “Para escribir sobre ti tienes que hurgar y, a veces, no quieres”

Eva Sierra: “Para escribir sobre ti tienes que hurgar y, a veces, no quieres”

Eva Sierra (Madrid, 1994) se enfrenta a un momento complicado para la industria de la música mientras lanza un crowdfunding para grabar su Equilibrio, su segundo disco.

01/06/2022

Eva Sierra. | Foto: Laura Carrera

Esta entrevista se planea en pijama [“Tía, tengo que entrevistarte”] y se escribe en pijama [“Te llamo ahora”]. Eso sí, la relación personal que tengo con Eva Sierra (Madrid, 1994) no le resta ni un ápice de pertinencia a este texto. Es una de las cantautoras de referencia en la cultura feminista del Estado español aunque es probable que sus letras sean coreadas también en otros territorios. Su voz, de unas características imposibles de describir para alguien con un oído pésimo como el mío, es… sorprendente. Parece que canta con todo el cuerpo. En Respirar, uno de sus últimos temas, aborda cómo ha vivido la ansiedad y dice que el invierno se le ha pegado hasta dentro. Eso nos pasa a otras con sus melodías, con sus letras, con su risa contagiosa y sus chistes malos. Cuenta los peores chistes que habéis oído jamás. “Sor vete de Lima, la última monja en ser expulsada de Perú”, dice. La cosa es que es tímida y, aunque no le da ni pizca de vergüenza cantar, lo pasa mal entre canción y canción.

Su tío tocaba la guitarra y ella, erre que erre, hasta que los reyes le trajeron una también a ella. Él le enseñó sus primeros acordes, pero aprendió los sábados a la mañana en la iglesia qué era eso de los ritmos y las melodías. Empezó haciendo versiones, pero pronto compuso sus primeros temas. Hoy, canciones como Ciudades o Punto y coma son algunos de nuestros himnos. Antes de empezar a girar en solitario, fue la vocalista de Tongo, un banda madrileña de “de mestizaje feminista”.

¿Tú primera experiencia profesional fue con Tongo?
No, no. El primer concierto me lo regalaron mis amigas para mi 16 cumpleaños de sorpresa.

Qué bonito.
Pensaba que íbamos a esquiar, pero vinieron con una carta que ponía: “Te está esperando tu público”. Me tenían preparadas un montón de guitarras para que eligiera. Estaba todo el instituto. Fue un escándalo. A partir de ahí empecé a dar algún conciertillo en el barrio, en el pueblo.

El primer concierto es un regalo. ¿Es habitual que para dedicarte a la música te hagan falta muchos apoyos del entorno para que sea posible?
A la hora de lanzarte igual las mujeres no nos lo creemos tanto. Creo que nos cuesta más echar para adelante. Pero, bueno, yo en ese momento escuchaba a Carmen Bouza, Road Ramos, Rozalen, Patricia Lázaro. Tenía muchos referentes y eso me ayudó mucho. Entonces no pensaba en la vergüenza. Me apetecía subir a un escenario y cantar.

Pero eres muy tímida. ¿Te ha costado?
Me ha costado, sí. No me da vergüenza cantar. Me da vergüenza hablar. Yo pensaba, sobre todo al principio, que la gente se aburría. Entonces al acabar la canción no sabía qué decir y pensaba que se aburrían todavía más.

¿Por eso cuentas chistes?
Por eso cuento chistes. Ha sido un procesaco, no te creas.

Haberte situado como una de esas músicas, casi todas vinculadas a Arte Muhé, de referencia para el movimiento feminista, ¿suma o resta? Os habéis significado mucho.
A mí, personalmente y musicalmente me ha sumado un montón, pero claro que cierras puertas cuando te posicionas. El hecho de ser mujer en este mundo musical te cierra puertas ya de por sí. Nuestro público son todo tías porque a los hombres les cuesta más valorar lo que hace una tía. 

 

El hecho de que vuestro público sea feminista, ¿os limita? ¿Puedes salir de equis tipo de canciones?
Es una buena pregunta. Cantamos esto porque somos esto. Entonces, si en algún momento queremos ir a otro lado por lo que sea… iremos. Es difícil salir de ahí si te encasillan de cualquier manera.

Hablemos de las redes. ¿Cómo te enfrentas a esa dependencia de las redes sociales? Si el algoritmo te silencia, tu trabajo está en peligro.
Lo vivo con agobio y frustración. Hay que estar alimentando al algoritmo todo el rato y no me veo capaz. De repente cambian la configuración de la movida y… es que dependes de ellas. Es una mierda. Trato de buscar otras formas posibles de contactar: a través de los correos, me planteo hacer cartelería física, grupos de WhatsApp, Telegram. Volver a lo tradicional, pero es un mojón.

La precariedad y el estar en la cuerda floja está muy ligada a tu carrera. Hace unos meses te pusiste a hacer canciones a medida. Nos hiciste una a Pikara Magazine. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Cómo es hacer canciones para otras?
Me gustó un montón. Me di cuenta de que podía componer historias de otra gente aunque era un reto al principio. “¡Oh, Dios! ¿Cómo me voy a meter en otra persona y contar su historia?”. Pero, en verdad, no me costó tanto. A veces es más fácil escribir de algo cuando no te está pasando a ti.

Hiciste de trovadora.
Sí. Ese punto de vista da tranquilidad. Para escribir sobre ti tienes que hurgar y, a veces, no quieres hurgar.  A mí me cuesta más escribir de mí que si me dan una historia y me piden que escriba sobre ella.

Después de la pandemia, ¿cómo ha sido el resurgir de tu carrera? La gira ha ido un poco floja.
Sí, está siendo complicado.

¿Lo achacas a la pandemia?
Es un poco de todo. En septiembre, empecé la gira con María Ruiz y nos fue bastante bien. Había ganas de salir, de ocio…, pero con la entrada del nuevo año ha ido decayendo. Cuesta más ir a un concierto, los precios han subido un montón. Estamos en una crisis y, claro, la gente está más precavida. Igual, lo primero que te quitas es la cultura. Prefieres tomar una caña con los colegas y olvidarte…. Los conciertos son intensos e igual la gente quiere otras cosas. Queremos. Yo también me incluyo. Queremos pasarlo bien, olvidarnos de estos años horrorosos de agobio, preocupación, miedo, frustraciones.

Sin embargo, en este momento complicado, te lanzas con un crowfunding. ¿Por qué?
Sacar un disco cuesta un montón. Es mucho dinero y no tengo dinero para hacerlo. Podría pedir un préstamo, pero no sé. Luego, sacas el disco y nadie te promete que va a ir bien. Igual no podría pagarlo.

Mejor pedirlo al público que al banco.
Claro.

Equilibrio es el título del nuevo disco. Has publicado ya algunos temas. ¿Qué vamos a encontrar?
Serán nueve o diez temas y hay… un poco de todo. Hablo de mí, de los procesos que he vivido estos años. Del “quiero dedicarme a la música” y el “quiero dejarlo”; de la ansiedad. Pero también hay canciones positivas de “venga, vamos a por ello”.

 


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