Otro relato sobre la pobreza
Ni el crecimiento económico ni el empleo son garantías para acabar con la pobreza. Según el Informe Riqueza Global 2022 el 50 por ciento de la población mundial posee menos del uno por ciento de la riqueza.
El Gobierno vasco viene haciendo un relato de la pobreza, a raíz de publicarse la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales de 2022, que desde Argilan-ESK, plataforma para la lucha contra la pobreza y la exclusión, creemos que hay que contrarrelatar. Por eso aprovechamos esta fecha, 17 de octubre, Día internacional para la erradicación de la pobreza, para aportar otro discurso.
Partimos de la siguiente tesis: ni el crecimiento económico, ni el trabajo (empleo) son una garantía para acabar con la pobreza; igual que no lo son los mecanismos de lucha contra las desigualdades. Cada vez es más evidente en la historia de esta etapa neoliberal, inhuma y ecocida, del capitalismo, en la que estamos atrapados y atrapadas en las tres últimas décadas, que la concentración de la riqueza se ha convertido no sólo en el mecanismo fundamental del funcionamiento del sistema capitalista, sino en la razón de ser de la imposibilidad de acabar con la pobreza.
Según el Informe Riqueza Global 2022, del Credit Suisse: el 1,1 por ciento de la población mundial posee más de 1 millón de dólares (915.800 euros) y controla el 45,8 por ciento de la riqueza global; el número de millonarios mundiales, ha crecido rápidamente en los últimos años y superó el 1 por ciento de la población adulta, por primera vez, en 2020. La riqueza agregada de la gente súper rica a nivel mundial se ha quintuplicado, pasando de 41,4 billones de dólares en 2000 a 208,3 billones en 2022, y su cuota de riqueza mundial ha aumentado del 35 por ciento al 46 por ciento en ese mismo periodo. Por el contrario, el 50 por ciento de la población mundial posee menos del 1 por ciento de la riqueza global.
El mes pasado salieron publicadas las 31 tablas de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales 2022 (EPDS 2022). La valoración del Gobierno Vasco y otras instituciones públicas ha sido unánime: han mejorado los datos de la pobreza en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), en todas sus dimensiones: tanto en relación a los tipos de pobreza, como a su distribución colectiva y territorial, en comparación a la EPDS 2020. La conclusión del relato del Gobierno Vasco sobre la lucha contra la pobreza es, en este sentido, que vamos por buen camino en cuanto a las políticas de lucha contra la pobreza.
Desde ARGILAN-ESK no compartimos el relato oficial, por más que reconozcamos que la gran mayoría de datos aportados por la EPDS 2022 reflejan un retroceso de la pobreza con relación a la EPDS 2020. Nuestro relato sobre la pobreza en Euskadi se confronta, tras la lectura de las tablas de la EPDS 2022, al que realiza en Gobierno vasco en lo siguiente:
- Como es tradicional, las interpretaciones oficiales de la pobreza a las que estamos acostumbrados, ponen en primer plano las formas de pobreza más severa. Y no es algo que nos parezca ilógico. Sin embargo, el tipo de crisis económicas, sociales y ecológicas, a las que nos estamos enfrentando, sobre todo desde la Gran Recesión de 2008-2012, está provocando efectos en sectores de la población que, hasta ahora considerábamos clases medias, pero cuya naturaleza de clase media es cada vez más puesta en cuestión, pues su tendencia es a descender en la pirámide social. Es por ello, que le damos una importancia que no se le ha dado en la lectura institucional, al dato de la tabla de la EPDS 2022, que expresa que las personas en riesgo de ausencia de bienestar, que en 2020 eran 424.649, el 19,6 por ciento de la población total de la CAPV, han aumentado, en 2022, hasta las 482.720, lo que supone el 22,3 por ciento de la población.
- La tabla de la EPDS, que siempre atrae nuestra preocupación principal, es la que mide el impacto de las prestaciones del Sistema Vasco de Garantía de Ingresos y para la Inclusión, es decir, de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), de la Prestación Complementaria de Vivienda (PCV) y de las Ayudas de Emergencia Social (AES). Esta política del GV, que lidera la lucha contra la pobreza en Euskadi, desde el año 1989, nunca ha tenido vocación de acabar con la pobreza, sino de conformarse con convivir con ella, cuando no de sacarle réditos políticos de cara a la pacificación y el control social. Es por ello, que se valore más el hecho de que, en el año 2022, la población atendida por este sistema de prestaciones, haya retrocedido hasta 120.594 personas (un 5,6 por ciento de la población en riesgo de pobreza), frente a las 127.953 (5,9 por ciento de la población en riesgo de pobreza) de 2020, en lugar de poner el dedo en la llaga de los enormes déficits que presenta un modelo con 34 años de existencia que: a) sigue dejando sin acceso a las prestaciones, a 39.143 personas (1,8 por ciento de la población en riesgo de pobreza), porque dichas personas, por muy pobres que sean, no cumplen los requisitos y obligaciones marcados en la ley; b) sigue manteniendo en la pobreza a 48.244 personas (2,2 por ciento de la población en riesgo de pobreza), porque la cobertura de las prestaciones les impide dejar de ser pobres; c) demuestra, sumando las personas en riesgo de pobreza que no acceden a las prestaciones y las que accediendo manifiestan seguir en el pobreza, que 87.387 personas, sobre un total de las 159.737 que conforman en 2022 el colectivo de personas en riesgo de pobreza, lo que implica el 54,7 por ciento del total de gente en riesgo de pobreza (recalquemos que es más de la mitad), ha seguido siendo pobre a pesar de la siempre alabada política de pobres que puso en marcha hace más de tres décadas el Gobierno Vasco. Sinceramente, no creemos que sea un resultado del que sentirse orgullosos/as.
- Aunque la EPDS, debería, en teoría, medir a fondo las desigualdades sociales, evidentemente no lo hace, porque no presenta resultados sobre el número y la renta y patrimonio (riqueza) de las personas que están en la cúspide de la pirámide poblacional de la CAPV. Es seguro, que los procesos de concentración de la riqueza, que hemos visto a nivel global se dan en nuestra tierra, pero ya estamos acostumbrados a que el Gobierno Vasco, con el miedo a meterle mano a una fiscalidad que protege siempre al poder económico, tanto a las personas que lo detentan, como a sus sociedades de capital, nunca dará el paso a considerar amortizado un modelo de lucha contra la pobreza como con el que cuenta en la actualidad, que es incapaz de acabar con la pobreza para poner en marcha otro distinto, cuyo futuro garantizaría una sociedad que ha erradicado la pobreza, generando, al mismo tiempo, un futuro en el que la libertad personal de diseñar las vidas de la gente, no se vea impedido por la falta de dinero, cuando esta carencia, es totalmente artificial, ya que está generada por el desigual reparto de la riqueza.
ARGILAN-ESK luchamos por implantar una Renta Básica Incondicional, que garantizaría a toda la ciudadanía de la CAPV, un ingreso mensual individual e incondicional, suficiente para cubrir el umbral de pobreza, lo que equivale a garantizar los gastos fundamentales para tener una vida digna. Implantar esta política económica exige llevar a cabo una reforma radical de la fiscalidad, reforma que daría lugar a que el 20 por ciento de la población más rica tuviera que pagar más impuestos y del 80 por ciento restantes, un 60 por ciento resultaran beneficiarios y beneficiarias netas de la reforma y un 20 por ciento se quedaran igual.