“Tengo 35 años y quiero alquilar mi vientre”

“Tengo 35 años y quiero alquilar mi vientre”

Mujeres alquilan su vientre en redes sociales y grupos de WhatsApp en busca de sortear la comisión que se llevan las agencias. Además de un espacio de compraventa, estos foros se convierten en un lugar de acompañamiento las implicadas en un proceso que suele ser muy solitario.

20/12/2023

El proceso para comprar a un bebé nacido de un vientre de alquiler muchas veces empieza solo con un clic. De un lado, los posibles padres y madres con dinero suficiente como para comprar a una mujer su vientre durante nueve meses; del otro lado, mujeres en edad fértil que están dispuestas a alquilar su aparato reproductor, la gran mayoría por necesidad. Las agencias piden a su clientela pagar entre 50.000 y 200.000 euros. Los precios varían mucho dependiendo del país y Estados Unidos es de los más caros. Del monto total, las madres gestantes se llevan un porcentaje muy pequeño. Por eso, algunas mujeres deciden alquilar sus vientres al margen de estas agencias, conscientes de que la mayor parte del trabajo les toca a ellas. Pueden cobrar entre 5.000 y 10.000 euros por gestación. “Cobro caro, aunque me digan sinvergüenza. Gestar a un bebé son nueve meses, 24 horas al día, cambios físicos, hormonales, recuperación y el dolor del parto”, se puede leer en uno de los grupos donde estas mujeres se encuentran con su clientela.

María tiene 30 años y es una de ellas. “Tenemos una clínica que nos hace todo el procedimiento y una prima que nos consigue el papeleo”, asegura por teléfono a un posible comprador. Yamile cobra 5.000 euros: “500 euros mensuales y el resto cuando le entregue al bebé”, explica en el foro.

La escena se repite a diario en decenas de grupos de Facebook y WhatsApp en donde se impone la ley de la oferta y la demanda. Pero en estos grupos no todo va de comprar y vender. En muchas ocasiones, se convierten en espacios donde las mujeres comparten sus dudas acerca del proceso. Los sustos que tienen, cuándo deben empezar a tomar hormonas, qué ocurre cuando tienen un sangrado. “Llevo analizando estos grupos y sus redes hace años, y he podido ver cómo las mujeres buscan en ellos apoyo de otras que están viviendo lo mismo. Son procesos difíciles, de mucha soledad”, explica la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid Noemí Gago, que ha estado investigando estos foros durante cinco años.

Cada vez que se firma un contrato de vientre de alquiler en alguna parte del mundo, se activa una maquinaria compleja de intermediarios. Las mujeres que forman parte de estos grupos online deciden saltarse a las agencias para poder ganar un poco más de dinero. En otras ocasiones lo hacen porque saben que alquilar su vientre en los países donde residen es ilegal, como en el caso de Gabriela, que vive en España.

En el grupo de WhatsApp explican que el método más fácil para inscribir a niños y niñas y puedan viajar a los países de quienes compran es inscribir directamente en el registro civil de nacimiento el nombre de los padres y madres, para que no tengan que pasar por el proceso normal de adopción. “Solo necesitamos a un médico y un abogado amigo que nos ayude y listo”, asegura una de ellas.

Todo empieza con una frase corta pero rotunda: “Hola, busco un vientre”

Aunque no hay una regulación sobre la gestación subrogada en países como Colombia, las mujeres buscan estas fórmulas para saltarse la burocracia del proceso de adopción. Así, la pareja que compra el niño y nace con el registro civil de nacimiento a nombre de los compradores y así estos no tienen que pasar por el proceso normal de adopción.

Todo empieza con una frase corta pero rotunda: “Hola, busco un vientre”. A partir de ahí, las que están en línea responden con su nombre, nacionalidad y edad. A algunas les gusta agregar alguna cualidad: “Matriz fuerte”, “tres embarazos exitosos” o “delgada y 1,73 de estatura”, se puede leer a diario en el grupo desde al menos diciembre de 2022.

—Hola, soy colombiana y vivo en España. Quiero alquilar mi vientre por motivo económico.

—Estoy interesado. ¿Cómo lo haríamos? —responde un hombre español.

—Mediante inseminación artificial, lo puedo hacer incluso por el método tradicional.

Cuando la gestante habla de “método tradicional” se refiere a que ella está dispuesta, además de a alquilar su vientre, a aportar sus óvulos y a recibir el esperma del futuro padre manteniendo relaciones sexuales. En este grupo en concreto, esto está prohibido: “Eso no es vientre subrogado, es coito premeditado. Aquí no se permite eso”, responde de inmediato la administradora del grupo, que elimina a la mujer.

A los pocos minutos de la expulsión, el grupo sigue con su hilo habitual de conversaciones: “Buenas noches, cuánto sale una renta de vientre para mi esposa. Tiene endometriosis y no puede concebir”, escribe un hombre español.

No tarda en recibir respuesta: “Yo estoy en busca de ser madre subrogada, con disponibilidad de empezar en enero. De ser necesario, podría donar óvulos, tengo tres hijos sanos, me encuentro en Guadalajara con disponibilidad de viajar a México ocasionalmente y mudarme los últimos dos meses, tengo peso acorde mi estatura, tez morena, ojos café. Busco parejas estables y serias”.

En los consulados españoles han sido inscritos en 2022 162 bebés nacidos por gestación subrogada en el extranjero

Elegir el sexo y hasta el color de ojos

La ley de la reforma del aborto aprobada por el Gobierno de España en 2023 recoge que “la gestación subrogada o gestación por sustitución es una forma grave de violencia reproductiva contra las mujeres”. No obstante, el propio texto también reconoce que esta práctica “se sigue produciendo”, ya que las personas que la emplean se amparan en una regulación internacional diversa. En los consulados españoles han sido inscritos en 2022 162 bebés nacidos por gestación subrogada en el extranjero, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Algunas organizaciones feministas aseguran que en los últimos 12 años se han inscrito más de 4.500 niños y niñas en los consulados españoles. Este baile de cifras se puede deber a que muchos de estos niños y niñas no pasan por el proceso de adopción y registro necesario.

“Mi nombre es Gabriela, soy de Argentina pero con rasgos muy europeos. Vivo en Madrid. Tengo 35 años y quiero alquilar mi vientre”, se puede leer en uno de los clasificados. Un grupo de WhatsApp llamado Maternidad cuenta ya con 312 participantes, casi todas ellas mujeres de países de América Latina y también de España. A raíz de la guerra en Ucrania, que comenzó en 2022, América se ha vuelto el lugar predilecto de las personas europeas para llevar a cabo estos procesos. Antes, las agencias en España siempre recomendaban hacerlo con mujeres ucranianas o de Georgia. De hecho, las empresas de gestación subrogada que operaban en Ucrania han comenzado a desplazarse a otros países como México, donde no existe una ley nacional explícita que la regule, ni a favor ni en contra, pero sí se permite en algunos estados como Tabasco o Sinaloa. Algunas agencias se trasladaron incluso antes de que estallara definitivamente el conflicto, como contaba El Confidencial en 2020 sobre la española Surrobaby. Tampoco hay una regulación expresa en Colombia, donde se ha intentado aprobar varias veces y sin éxito una ley que prohíba esta práctica con fines comerciales. Las agencias extranjeras aprovechan la falta de regulación y las personas compradoras, los vacíos legales para alquilar un vientre con la menor burocracia posible.

Cada vez más mujeres deciden independizarse de las agencias y ser al menos las que se quedan todo el dinero por alquilar su vientre

Esa desregulación internacional es la principal aliada de los potenciales padres y madres que salen de sus países enriquecidos a otros en busca vientres. Es el caso de Antonio Ricaute (nombre ficticio), que fue desde Madrid a Estados Unidos para comprar un bebé. Ricaute recuerda que empezó el proceso hace seis años. Primero lo intentó en Estados Unidos, donde esta práctica es legal, pero era muy caro: 100.000 dólares por un bebé era demasiado para él, así que decidió contratar una agencia en México, que se lo dejaba todo por 60.000 dólares.

Conocedoras de este tipo de desequilibrios entre quienes ponen su cuerpo en la gestación y quienes tan solo gestionan todo el negocio, cada vez más mujeres deciden independizarse de las agencias y ser al menos las que se quedan todo el dinero por alquilar su vientre. Sin embargo, personas como Ricaute aseguran que no se atreverían a hacerlo así: “En España por algo así te pueden meter en la cárcel, y en México no correría esa aventura por mi cuenta”, asegura.

Algunas de las agencias que operan en todo el territorio americano dan la oportunidad de elegir el sexo del bebé. De hecho, por poder, pueden hasta elegir su color de piel y ojos: “Gracias a los avances científicos y técnicos, se pueden hacer este tipo de identificaciones con los embriones”, explica la página web de una de las agencias.

A Ricaute le han enviado todo un catálogo con las fotos de las posibles mujeres que están dispuestas a cederle sus óvulos y su vientre. Las imágenes de las jóvenes van acompañadas de una tabla con su estatura, peso, color de ojos, pelo, grupo sanguíneo, fertilidad y país de origen. Si no es una pasarela de vientres de alquiler, se le parece.

“El proceso de adopción es muy largo, complejo y caro”, asegura. Al final, se impuso en su mente lo que él consideraba que era la solución fácil: alquilar un vientre. Han pasado años desde que inició el proceso de compra y, aunque le prometieron que harían cuantos intentos fueran necesarios, no ha conseguido al bebé que tanto anhela. Dice que, para él, el proceso no está siendo nada duro. Desde la agencia le responden que necesitan más dinero y que la biología a veces es complicada. Ahora está indignado: “A una gestante le pagan 10.000 euros mientras que el dueño de la clínica se compra un Porche tras otro”.

El primer congreso de vientres de alquiler en España

En Bilbao se celebró, en julio, el I Congreso Internacional de Mujeres y Gestación por Sustitución de España, que generó mucha polémica; la práctica es ilegal en España. Sus patrocinadores lo ofertaban así: “El I Congreso Internacional de Mujeres y Gestación por Sustitución (o gestación subrogada) busca reunir a medio centenar de académicas, investigadores y legisladoras, así a como numerosas mujeres que han gestado para terceros, procedentes de diferentes países del mundo donde esta práctica es legal”. El congreso fue organizado por las asociaciones Gure Umeen Ametsak, Son Nuestros Hijos, la asociación Gestación Subrogada en España y la Red Latina de Investigadores en Biotecnologías Reproductivas (REDLIBRE).

Organizaciones feministas lo denunciaron y pidieron su prohibición, como la Red Estatal de Mujeres Vecinales que denunció la contribución a “la normalización de una práctica violenta y que atenta contra las mujeres”. Itaia, organización socialista de mujeres, convocó una concentración en la puerta como protesta.

Mientras que las agencias, algunos partidos políticos y varias asociaciones buscan la forma de regulación, detrás siempre quedan mujeres que prestan sus cuerpos y que rara vez ocupan las portadas: “Nadie piensa en nosotras, solo quieren nuestros vientres”, asegura, harta de verse convertida en un recipiente, una madre de alquiler en el grupo.

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