Las enmiendas del PSOE re-crean el monstruo ‘queer’ e invisibilizan las disidencias

Las enmiendas del PSOE re-crean el monstruo ‘queer’ e invisibilizan las disidencias

Activistas trans, queer, intersex y asex valoran las implicaciones simbólicas y políticas de dos medidas (quitar la Q del acrónimo LGTBI y excluir a las mujeres trans e intersex del deporte) que alinean al partido socialdemócrata con la reacción ultraderechista internacional.

Imagen de origen desconocido que están compartiendo activistas y colectivos queer en redes, estampada en el chaleco de une manifestante./ Neil Ward-Flickr

04/12/2024

Las feministas transodiantes del PSOE han vuelto a la carga. Un año y medio después de la aprobación de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI contra la que se volcaron, el sector próximo a la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo ha conseguido que se aprueben dos enmiendas a la ponencia marco del 41º Congreso Federal del partido: una reclama acotar la participación en el deporte femenino a “personas con sexo biológico femenino” y la otra elimina el Q+ en las siglas LGTBIQ+, que se empleaban en los documentos internos del partido.

“Lo que demuestran es la capacidad que tienen, una y otra vez, de centrar el debate dentro del partido y de trascenderlo para que todos los medios de comunicación, muchos partidos y no pocas gentes de a pie acabemos debatiendo de lo que ellas quieren. Han vendido una victoria dentro del PSOE y eso tiene efectos reales en toda la sociedad. Vuelve a polarizar el debate. Vuelve a cuestionar a las personas trans. Y al final, volvemos a hablar sobre el PSOE en vez de cómo ampliar derechos o cómo hacer frente a discursos de odio”. Habla Aitzole Araneta, activista trans, sexóloga y técnica de igualdad, que fue candidata a la alcaldía de Donostia con Podemos.

Hacerle el juego a la extrema derecha

A Araneta le preocupan más las implicaciones simbólicas y políticas de esa maniobra que la literalidad y la aplicación concreta de las enmiendas. Una de ellas es que el PSOE se suma a la ola de partidos socialdemócratas europeos que asumen el discurso de “re-creación del monstruo trans”, enarbolado por la ultraderecha, como ha ocurrido con el Partido Laborista en Reino Unido: “Está convirtiendo a esas sociedades en irrespirables para muchas personas que ya partían de situaciones de fragilidad en múltiples aspectos de la vida. Al final, la ultraderecha en su típica estrategia del ‘divide y vencerás’, se anota un tanto cuando este movimiento transexcluyente se convierte en marioneta y consigue desfigurar las vidas de personas ya en los márgenes y crear brechas, fraccionar, dividir a organizaciones políticas, pero sobre todo al movimiento feminista y en última instancia a la convivencia en nuestra sociedad. Cuando venga el lobo ultrarreaccionario con sus posiciones de poder en cada vez más gobiernos, medios y pseudomedios de comunicación repletos de bulos, medias verdades y fake news, estamentos e instituciones varias y finalmente instaure su régimen en las calles, dará igual quién es la feminista clásica y quién la moderna, porque arrasará con todas, y con todo. Y ahí ya no habrá vuelta atrás”, advierte.

Ibai Fresnedo: “Se trata de un ‘spoiler político’ que confirma la deriva tránsfoba y reaccionaria de este partido, que prima mantener las formas frente al statu quo y la promoción de un feminismo supremacista claramente diseñado para un sector acomodado y burgués, blanco y sexófobo”

En la misma línea, Ibai Fresnedo, militante transfeminista queer en Ehgam, considera que “esta exclusión va más allá de un ajuste del ideario interno del PSOE. Se trata de un ‘spoiler político’ que confirma la deriva tránsfoba y reaccionaria de este partido, que prima mantener las formas frente al statu quo y la promoción de un feminismo supremacista claramente diseñado para un sector acomodado y burgués, blanco y sexófobo. Un sector que se mira al espejo de la normatividad, mientras muchas personas en los márgenes seguimos luchando por nuestra existencia”.

Olivia Ávila Ruiz es activista y divulgadora asexual. Coincide en poner el foco en el “retroceso simbólico y político” que implica una decisión aparentemente menor, “en un contexto donde el reconocimiento y la validación de las identidades son aún una lucha cotidiana”. “No es baladí y puede ser percibido por muchas personas del colectivo como un acto de exclusión y deslegitimación. Porque el debate no está en si esta letra debería estar o no en el acrónimo, sino que se trata de un gesto con una motivación política detrás que puede ser visto como una falta de compromiso con la pluralidad del colectivo, reduciendo la visibilidad de muchas realidades. Esto puede generar decepción y desconfianza hacia un partido del que se esperaría un mayor esfuerzo por incluir y visibilizar todas las identidades en lugar de simplificar el acrónimo a costa de la representatividad”, desarrolla.

La noticia de las enmiendas coincidió con la organización desde la Dirección General para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBI+ de un acto institucional al que invitó a entidades como la librería transfeminista y queer Mary Read de Madrid. Sus integrantes han publicado en redes la respuesta por email en la que trasladan a la Dirección General que, “después de la nueva traición que por parte del PSOE a la comunidad LGTBIQA+”, no van a asistir a ningún acto organizado por el Ministerio de Igualdad, y reprochan tanto al partido como al Gobierno “hacerle el juego a la derecha y a la extrema derecha y ser cómplice en los futuros recortes de derechos y violencias que recibiremos”. Óscar Romero, confundador de Mary Read y @librero.marica en redes, añade en conversación con Pikara Magazine que esta jugada del PSOE pretende “contentar a las feministas académicas cis privilegiadas y mamporreras del sistema, y calmar los ánimos de la extrema derecha”.

¿Sexo biológico femenino?

Uno de los ejes de esa construcción del monstruo trans y queer ha sido la supuesta amenaza que suponen las mujeres trans dentro del deporte femenino. Araneta explica que, en lo concreto, la enmienda aprobada para que “ninguna persona de sexo masculino” pueda competir en el deporte femenino “es igual a nada”:  “Ya hay sentencias y jurisprudencia en el deporte de base en el Estado que son contrarias a esto por discriminatorias, y porque en el deporte competitivo profesional quienes imponen las directivas son federaciones internacionales sobre todo”, explica.

Pero algo que se está pasando por algo es que el discurso biologicista interpela también a las mujeres intersexuales, que son las que han sido castigadas con los controles de verificación de sexo en el deporte, como hemos visto este verano con Imane Khelif, antes con Caster Semenya o Edinanci Silva y ya en los 80, en España, con María José Patiño.

Mer Gómez sobre la enmienda relativa al deporte: “Es una discriminación clara y una violencia directa hacia las personas intersexuales”

Mer Gómez, investigadora y activista intersex, se pregunta a qué se refiere exactamente el PSOE cuando habla de personas con sexo biológico masculino: “¿A unos genitales?, ¿a niveles hormonales específicos?, ¿a unos cromosomas?”. Aunque la enmienda que borra la Q+ no se ha atrevido con la I, la activista denuncia que, una vez más, la intersexualidad se omite, se oculta, no interesa profundizar en ella: “Es algo que se está pasando por alto y que, de nuevo, es una discriminación clara y una violencia directa hacia las personas intersexuales”.

Autora del ensayo periodístico sobre personas intersex La rebelión de las hienas (que incluye a Patiño entre sus entrevistadas), Gómez es una firma defensora del potencial de sus cuerpos para aportar a toda la sociedad “una mirada más amplia frente a esas categorías de dos arquetípicos estéticos rígidos e inmutables”. “Nos aportan y ofrecen la oportunidad de visibilizar precisamente que existen muchos cuerpos de mujer y de hombre, teniendo en cuenta las características sexuales biológicas. La biología habla precisamente de toda esa diversidad de cuerpos que existen, que después, dentro de un sistema binario, hemos encajado en dos fijos, lo cuál es una mentira, porque muchos cuerpos ponen en jaque el binarismo. Esto nos hace más libres a todas las personas,  porque ¿quién no siente una presión por no cumplir con los cánones establecidos?”, añade.

Y es por ello que la teoría y el activismo queer han encontrado en autoras como la bióloga Anne Fausto Sterling o la propia Mer Gómez uno de los soportes para defender que el dualismo sexual, como realidad biológica, es una construcción social que choca con la diversidad de cuerpos que hay en las distintas especies animales, incluida la humana.

El valor de la Q+

Gracia Trujillo, socióloga, activista queer y autora de La teoría queer es para todo el mundo publicó ante la noticia de las enmiendas LGTBIQA+fóbicas del PSOE: “Yo nunca he sido partidaria de que la Q esté a modo de sigla en ninguna parte. Queer no es una identidad, es un verbo (to queer) o un adjetivo (maternidades queer). Pero esto de las TERF del PSOE va de otra cosa, claro. De borrarnos (esto sí que es un borrado, eh). De enfrentarnos con el resto de las siglas LGTBI. De transfobia. Y va a ser que no”.

Araneta, Ávila y Fresnedo coinciden en señalar que la inclusión de la Q en el acrónimo es un debate dentro de la comunidad, pero por razones muy distintas a las que plantean las delegaciones territoriales del PSOE que han argumentado la enmienda, en la que afirman que el significado de queer es “misógino, ultraliberal y antifeminista”. El propio Fresnedo publicó en su cuenta de Instagram hace años su opinión de que incluir la Q en el acrónimo es un sinsentido, porque lo queer tiene precisamente mucho de antiidentitario, de cuestionamiento a las siglas cerradas: “Nunca he defendido institucionalizar o cristalizar lo queer como identidad dentro de las siglas ya que sería más una cosmovisión o una forma de vivir la sexualidad, y no una identidad”, explica a Pikara Magazine.

Emblemática foto de Colita de la primera manifestación del Orgullo en Barcelona en 1977, encabezada por mujeres trans y travestis.

Emblemática foto de Colita de la primera manifestación del Orgullo en Barcelona en 1977, encabezada por mujeres trans y travestis.

Esta vez, Fresnedo compartió en su cuenta uno de los discursos queer fundacionales, el manifiesto estadounidese Queer read this (actup) de 1991: dice cosas como que ser queer (rarite en inglés, término usado como insulto LGTBIQA+fóbico y reapropiado por la comunidad) es “pelear contra la opresión: homofobia, racismo, misoginia, la intolerancia de los religiosos hipócritas y nuestro propio odio internalizado” y “llevar un tipo de vida diferente” al que venden las élites como deseable, poniendo la comunidad en el centro: “No tiene nada que ver con lo mainstream, con los márgenes de ganancias, el patriotismo, el patriarcado o asimilarse. No es sobre directores ejecutivos, privilegios y elitismo. Es sobre estar en los márgenes, definiéndonos a nosotres mismes”, sigue el manifiesto.

Óscar Romero: “Aparte de borrar a las personas asexuales y no binarias, está borrando a las maricas, a las bolleras y a las travestis, a las personas no monógamas y que tienen prácticas sexuales disidentes”

El activista vasco desarrolla cuál es el significado situado de la Q, en la actualidad y en nuestra sociedad: “Es un espacio político que representa la resistencia a los sistemas binarios de opresión y a las categorías sexuales rígidas. Una forma de combatir la normatividad en todas sus manifestaciones. En la misma línea, equivale a una diversidad infinita que no puede ni debe ser reducida. Un símbolo que recuerda que las experiencias sexuales humanas son complejas y no caben en estructuras estrechas. Un espacio donde habitan los vínculos poliamorosos, lo kink, el BDSM, las trabajadoras sexuales y todas las formas de vivir y sentir la sexualidad que escapan a lo sexualmente impuesto. Además, Q y + son el refugio de quienes se enfrentan a opresiones múltiples e interseccionales: personas racializadas, personas con discapacidad, personas migrantes, personas seropositivas y demás comunidades precarizadas y estigmatizadas que no tienen lugar en narrativas homogéneas que el feminismo reaccionario del PSOE se empeña en perpetuar”.

Añade que el PSOE, a través de esta decisión, “no solo reduce (y borra) las posibilidades de representación que le resultan incómodas, sino que también traiciona las alianzas que sostienen los derechos LGTBIQA+ en sus formas más amplias y radicales. Porque las siglas no son solo un mero reflejo de identidades, son además un instrumento político para construir alianzas y combatir opresiones estructurales”, cuenta Fresnedo. “Reducir las siglas es un paso atrás y un alineamiento con la agenda política de la ultraderecha y va en contra de un movimiento histórico sumamente poliédrico, crítico, emancipador y transformador”, concluye.

Mientras que líderes de opinión transodiantes como la periodista Sonia Ferrer celebraban la decisión y defendían recuperar LGB bajo el argumento de que es “el movimiento original”, lo cierto es que la inclusión de cada sigla tiene detrás toda una genealogía activista empujada por comunidades para las que la visibilidad dentro del movimiento de disidencia sexual y de género era una palanca para reclamar vidas más vivibles. Así, esa sopa de letras tan criticada por las feministas antiqueer ha incorporado también la A, que hace referencia al espectro asexual, en el que se sitúan las personas que sienten poca o nula atracción sexual o romántica. “Esto está siendo leído como una acción contra el derecho a existir tal y como somos”, concluye Ávila.

Aunque esta activista se identifique con la A (y con la B), también señala las implicaciones del argumentario antiqueer del PSOE: “Si el principal argumento utilizado para justificar esta decisión es la necesidad de proteger la categoría de ‘sexo femenino’, entonces se relega a lo queer al ostracismo por desafiar la idea de que solo existen dos sexos/géneros predefinidos, entendidos como naturales, con roles y funciones asignadas a cada uno. Querer borrar lo queer es ir en contra de todas esas perspectivas y disciplinas que dinamitan la una visión esencialista y biologicista de quiénes somos, cómo nos identificamos y cómo nos relacionamos”.

A Óscar Romero le representa la Q porque no se identifica como hombre, ni como gay, ni como homosexual, sino como marica, identidad que parte de la estrategia queer de reapropiar el insulto. “Eso tiene unas connotaciones muy específicas. Lo que está haciendo el PSOE borrando la Q, la A y el plus, aparte de borrar a las personas asexuales y no binarias, es borrar a todas las identidades que no se sienten cómodas ni con la norma ni con el sistema. Porque también está borrando a las maricas, a las bolleras y a las travestis, a las personas no monógamas y que tiene práitcas sexuales disidentes. Es agotador”, exclama. Desde su punto de vista, aunque no todo el mundo necesita etiquetas, estas dan herramientas a muchas personas “para conocernos mejor, no sentirnos solas y, sobre todo, para poner recursos ante determinadas violencias específicas”. Romero se ubica también en el espectro asexual, y aprovecha para lamentar que  mucha gente del colectivo que dice que las siglas no se tocan se están olvidando de la A, que lleva años incorporada.

Aitzole Araneta: “Es la trampa: Afirmar que la transexualidad es una ideología. Responde a los objetivos de este grupo transexcluyente muy organizado para deslegitimar nuestra existencia”

Aitzole Araneta no defiende ni la comprensión del sistema sexo-género del feminismo autodenominado clásico (para el que sexo es una realidad biológica inmutable y género la opresión que se construye sobre el sexo y que hay que abolir) ni la de al teoría queer, para la que tanto el sexo como el género son construcciones sociales que se pueden resignificar. En cambio, comparte la definición que hace la sexología del sexo como “una realidad biográfica que aúna y trasciende lo bio-psico-social más que como un reduccionismo biomédico de genitales y cromosomas”.

Pero, más haya de ese debate epistemológico, algo que le preocupa a Araneta es que las feministas transodiantes del PSOE planteen una equivalencia metonímica entre lo queer y lo trans: “Es la trampa: afirmar que la transexualidad es una ideología. Responde a los objetivos de este grupo transexcluyente muy organizado para deslegitimar la existencia de personas, y especialmente de las infancias (y sus familias) y de las mujeres, ya que es imposible que puedan entrar en su concepción muy concreta, cerrada y excluyente como feministas ilustradas sobre lo unívoco de ser una mujer”. Recuerda que hay muchas personas trans que no se han politizado bajo postulados queer, incluidas las infancias, pero que han conseguido visibilizarse y que sus demandas entren en la agenda pública y en las instituciones. Finalmente, ve en la reacción TERF una cuestión de clase, una reacción por parte de las feministas que ostentan poder institucional y que “ven amenazado su statu quo y no están dispuestas a compartir espacios ni iniciar diálogos”.

En definitiva, las enmiendas del PSOE, que marcarán su hoja de ruta política en materia de diversidad sexual y de género, enrocan al partido en su lealtad a un feminismo privilegiado que niega a todos los sujetos políticos disidentes que resisten al cisheteropatriarcado. “Mientras tanto, aquí seguiremos, recordando que nuestra existencia no es algo negociable, sino un hecho”, concluye Fresnedo.

Una conclusión parecida a la publicada por el escritor Roy Galán en sus redes, que destila orgullo y dignidad: “Lo queer no está producido para la validación de una institución, el poder institucional no tiene nada que decir ahí, se agota, no llega, somos y existimos más allá, en el margen (…) Sería, en todo caso, el partido político el que debería pedir permiso a la calle para poder nombrarnos, concederles ese honor. Este prescindir de la realidad lo único que dice de este partido es que está alejadísimo, a años luz, de toda la gente que en este país, con sus formas de vida diversa, nos enseña lo que es resistirse a la norma. Aunque eliminen del diccionario la palabra ‘baile’, seguiremos bailando”.

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