Soy vieja, luego existo
Representarse vieja ha constituido un acto de resistencia política para muchas artistas frente a una cultura estética en la que el cuerpo de las mujeres se construye como objeto contemplativo y sexualizado. El sistema del arte, que rechaza los cuerpos femeninos viejos, es el mismo que sólo legítima y reconoce a las artistas cuando son ya ancianas.