Pepa Flores. El derecho de ser nadie
Pepa Flores, la niña convertida en prodigio durante el franquismo bajo el nombre de Marisol, defendía que solo era “una niña absolutamente normal que hacía las cosas con naturalidad”. Una autenticidad que fue dirigida y normativizada para convertirla en símbolo del Régimen: le intentaron quitar sus raíces malagueñas, tiñeron su pelo moreno, castellanizaron su acento e hicieron de su desparpajo flamenco un símbolo español. Una expropiación cultural sufrida durante siglos por el pueblo andaluz que tuvo en ella su máxima representante.