Que a una persona cuerda la insulten con un “es que estás loca” puede resultar muy penoso e injusto. Pero defenderse diciendo “no, no, yo no estoy loca” es seguir permitiendo y perpetuando las violencias a las que nos enfrentamos las que sí lo estamos.
En los últimos años, la investigación entorno a lo que rodea al concepto de trauma ha crecido considerablemente, pero ¿para quién son esas herramientas? ¿Benefician más a las terapeutas o las clientas?
Nos organizamos con el propósito de que no haya uno, sino multitud de espacios donde acogernos y acompañarnos en mitad de nuestras crisis; sin vernos abocadas a todas estas injusticias. A veces son visibles, a veces no, pero siempre duelen, desgastan y dañan.
Desde los colectivos activistas se denuncia el estruendoso silencio de los abusos en psiquiatría y señalan la necesidad de inhabilitaciones que expulsen a abusadores y violadores de una dedicación profesional que debería basarse en la confianza, la escucha y los cuidados.
Christine Lavant, una de las poetas austriacas más importantes del siglo XX, entró de forma voluntaria con 20 años en un hospital psiquiátrico. Errata Naturae publica sus 'Notas desde un manicomio', las duras, bellas y valiosas páginas en las que se refugió y en las que relató las opresiones e insurrecciones de sus compañeras internas.
Las murallas de las unidades de psiquiatría, dentro de las cuales algunas de nosotras hemos sufrido violencia o vejaciones por parte de aquellas que debían cuidarnos, donde nuestra palabra dejó de contar y nuestro llanto se ahogó en lorazepam, atadas a una cama
Jordi Évole y su equipo apostaron por apuntalar el modelo psiquiátrico biologicista, ese que obvia nuestras biografías, condicionantes sociales y opresiones sistémicas. Un modelo que no funciona y que quizá se sienta amenazado por las perspectivas alternativas.
