Mujeres sin contribuir
Tres cuartas partes de las personas que cobran pensiones no contributivas, las de menor cuantía, son mujeres. Colectivos feministas reclaman cambios en el mercado de trabajo para romper esta brecha de género.
Tres cuartas partes de las personas que cobran pensiones no contributivas, las de menor cuantía, son mujeres. Colectivos feministas reclaman cambios en el mercado de trabajo para romper esta brecha de género.
En lugar de cuidar y reproducir únicamente a la población occidental, es necesario generar parentescos posthumanos y decoloniales con las personas racializadas, vínculos transgénero que superen la dicotomía masculino/femenino, pero también parentescos transespecies con los animales no humanos, con las plantas, con las formas de vida creadas en los laboratorios del tecnocapitalismo global: desde las vacas clonadas hasta las células inmortalizadas. Recurriendo a los análisis y utopías de la ciencia ficción feminista, nos liberaremos de «la medida de todas las cosas», el Hombre, y de su incubadora, la familia heterosexual.
Hay un tipo de cine español costumbrista, muy bien hecho y que retrata bien el ámbito doméstico, las relaciones familiares y mi tema favorito, las maternidades.
Dice Vivian Gornick en ‘El fin de la novela de amor’ que ‘la necesidad no es tanto la de matar al padre como la de separarnos de las madres’, y que esto tienen que hacerlo las hijas. Lo leo y se me encoge el pecho.
"Estos datos demuestran que, pese a los avances legislativos, aún estamos lejos de alcanzar la igualdad real porque detrás de estas cifras se manifiesta un claro miedo al rechazo y a la discriminación”, subraya la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Uge Sangil.
Erosi. Erosi zure ondorengoa. Erosi zure seme-alaba izango dena. Erosi zure ondorengoa izango duenaren gorputza.
Los pilares afectivos occidentales se basan en la pareja y en la familia nuclear tradicional. Si queremos construir familias elegidas y apostar por lo comunitario, hay que hablar del futuro y establecer vínculos que nos impidan caer en dinámicas que pueden ser nocivas.
Lo que me jode es que no sepamos decir “¡se acabó!”. Y nos pasemos la vida yendo a terapia.
La periodista escribe sobre la maternidad precaria, aislada y frustrante resultado de un sistema desigual en cuanto a clase y género.
En los pueblos pequeños a una le salen primas de debajo de las piedras. Carnales, segundas o primas de tu abuela. Siempre hay un lazo de parentesco y, si no, se forja a base de cotidianidad. El mundo rural es una gran primada donde la relación puede ser escasa o intensa, pero parece perenne.
A la clase alta le gusta que el orden se mantenga. Por eso, la producción de personas en estas familias se da en serie: mismos valores, estética, dineros, títulos nobiliarios y empresas, por los siglos de los siglos.
Los vínculos con las vecinas cambian con el tiempo y son distintos en cada territorio, pero pueden ser inolvidables. Nosotras, más allá de las perchas informativas, queremos conocer mejor a las nuestras.
Pocas veces se habla de la familia en relación al trabajo y se propone como lugar de intimidad cuando es la unidad básica de esta sociedad: la razón por la que se supone que hemos de desear trabajar y por la que podemos ir a trabajar.
A quien como yo no tiene ni un coche, ni un trabajo reconocible, ni una fuente de ingresos, ni una relación estable, le es difícil no sentirse una outsider todo el rato en un universo pensado para la identidad productiva.
Sabíamos que elegíamos un tema complejo y difícil cuando nos planteamos escribir el artículo que tienes entre manos. Y, a la vez, nos pudieron las ganas de escuchar experiencias en primera persona y, quizás, encontrar a través de ellas algo de cobijo para tejer vidas más vivibles y respirables para todas. Allá vamos. Hablemos de las malas relaciones entre madres e hijas.
La psicóloga de profesión y anarcofeminista de alma recorre tantas luchas como sus 76 años la permiten. La activista argentina es parte de la brega contra el abuso sexual infantil y contra todo tipo de violencia social. Actualmente también acompaña como terapeuta a Higui de Jesús.
La relación nieta-abuela, al contrario que la de madres e hijas, está poco explorada. Quizás no es tan estructural ni tan presente, pero sí esencial para la tierra y las raíces de nuestra infancia, para el abono de nuestra identidad y para la melancolía de nuestra adultez.
Las feministas queremos acabar con la familia, dicen desde la derecha. Pero nos ha costado cuatro capítulos del curso llegar hasta el meollo... ¿de qué hablamos cuando hablamos de abolir la familia? Nos lo cuenta Sophie Lewis.
En el repliegue actual conservador que se da en la sociedad, incluso en sectores no reaccionarios, la familia sigue siendo un pilar conceptual. El feminismo piensa en otro futuro familiar. Nos lo cuenta Nuria Alabao. ¿Qué es una familia?
En la configuración de nuestras ciudades se han dado distintos paradigmas que a veces se solapan. En el último siglo están basados en la idea de división sexual del trabajo. De esta y otras cosas habla Blanca Valdivia en la tercera entrega del curso.