Kér Fatou, el lenguaje de la moda afrovasca
Fatou Dieng montó su tienda en Bilbao como una estrategia de supervivencia y la ha convertido en un espacio de resistencia y encuentro intercultural.
Fatou Dieng montó su tienda en Bilbao como una estrategia de supervivencia y la ha convertido en un espacio de resistencia y encuentro intercultural.
La moda, lo creo relativamente, puede ser revolucionaria. Romper “la norma” en los espacios cotidianos, con la gente cercana, es una ruptura de la que no se vuelve. Y romper con una norma tan arbitraria como la del género es una brecha en la estructura de este sistema.
Plataformas de intercambio de ropa, talleres sociales con condiciones laborales dignas o creación local para favorecer la riqueza de los territorios son algunas de las opciones para construir una industria de la moda fuera de las dinámicas del mercado capitalista.
El arranque del #MeToo supuso una revolución en Hollywood. Las denuncias arrastraron también a fotógrafos y diseñadores del mundo de la moda, pero de forma más tímida. La dinámica, salvando algunas iniciativas en redes sociales, sigue siendo el hermetismo y las denuncias anónimas.
Si no soy la misma ahora que hace un mes, ¿cómo voy a llevar la misma ropa? Es una forma de mudar de piel y exteriorizar el punto en el que estás, es un termómetro emocional increíble.
Las trabajadoras de Inditex y H&M resisten en las calles a los despidos colectivos con la excusa de la apuesta por la venta online. La digitalización exige a las dependientas hacer más tareas por el mismo sueldo precario.
Voy al trabajo travestida. De hombre, por supuesto. Pero en el pecho se esconde una marica migrada, hispanohablante, que no quiere llamar demasiado la atención.
La diferenciación por clase a través de la moda dio paso a la distinción por sexo en el siglo XIII, cuando los hombres abandonaron, supuestamente, cualquier elemento de exhibición a través de la ropa.
'Killing Eve' ha llamado especialmente la atención del mundo de la moda por los modelitos y estilismos de su villana, Villanelle. La ilustradora y diseñadora Miriam Persand se declara obsesionada con sus outfit y le ha hecho este homenaje.
El sistema capitalista arrastra hacia el consumo masivo, pero cuando más de una persona nos replanteamos el modelo de consumo, sembramos una semilla que dará su fruto si la regamos entre todas.
Leyendo 'Vestirse', de Carrie Yodanis, un ensayo sobre la sociología de la moda, me detengo en un fragmento sobre la pertenencia a un grupo reflejada en las similitudes indumentarias. Ese modo de estar en sociedad que es la ropa me ha recordado a la reveladora teoría que dice que les bisexuales no sabemos sentarnos, en mi caso una verdad irrefutable (escribo esto hecha un ovillo).
Eugenia Tenenbaum lleva desde los 14 años publicando contenido en las redes sociales, primero como bloguera y ahora como divulgadora cultural. A punto de convertirse en historiadora del arte, y con una audiencia de casi 72.000 personas en Instagram, no duda en denunciar la falta de representación femenina en el arte, así como la necesidad de hacerlo accesible a la mayoría.
Tanto en la publicidad como en la moda, y en los medios en general, las mujeres somos valoradas casi exclusivamente por nuestra dimensión corporal y en el mejor de los casos esa parte tiene más importancia que el resto.
Las trabajadoras del sector textil, en su mayoría mujeres, no solo trabajan en deficientes condiciones de seguridad e higiene a cambio de salarios de miseria, también están expuestas a sustancias químicas contaminantes con graves impactos en la salud humana y en el ambiente.