La lengua o la vida
Soy gitana. Sufro la nostalgia, la rabia y el extraño sentimiento de añorar una lengua que no tuve, que le robaron a mi gente.
Soy gitana. Sufro la nostalgia, la rabia y el extraño sentimiento de añorar una lengua que no tuve, que le robaron a mi gente.
Se nos revuelve la peineta para visibilizar ese flamenco joven, legítimo y actual que no deja de florecer en los rincones donde no acostumbran a alumbrar vuestras farolas. El flamenco de las protagonistas: las mujeres andaluzas/gitanas. Sí, es tristísimo que ni en nuestro propio arte veáis que existimos.
El cortometraje 'Partir de cero', realizado por hombres payos para la Fundación Secretariado Gitano, nos anima a las personas gitanas a esforzarnos para alcanzar la igualdad de oportunidades. Una filosofía estilo Mr. Wonderful que elude señalar el racismo estructural y social que nos subyuga.
Mi Carmen Manuela, que ahora tiene 24 meses, sigue mamando y es una decisión conjunta que hemos tomado ella y yo libremente. Esto es un problema para la institución médica. Pero no es un problema para mí, ni para mi enfermedad ni, por supuesto, para mi hija.
El pueblo gitano fue el segundo grupo más grande de personas asesinadas por motivos raciales durante el nazismo.
Las peticiones de Antonia Jiménez de que se investigue la muerte de su hijo Manuel en prisión apenas circulan por las redes. Permanecemos indiferentes porque Manuel es gitano y pobre, porque no es "uno de los nuestros". Pero su muerte es política y, cuando miramos a otro lado, somos responsables.
Las tres o cuatro horas que dura el guiso dan para mucho: las cuñás, las primas, las sobrinas, las tías, las hermanas, las hijas, las madres, las abuelas reforzamos la sustancia del potaje, un potaje que año tras año es la excusa tradicional del empoderamiento, de la sororidad, de la hermandad de la pejnalipen, un momento esencial del año, insólito y primordial.
La autora, con su hija y sus primas y sus tías, estuvo en el I Congreso Feminismo Romaní, que se celebró hace unos días en Madrid.
La autora aprovecha la reseña para contarnos algunos datos sobre el pueblo gitano desconocidos para la mayoría e ignorados por los libros de Historia.
En el espacio institucional, monopolizado por una fundación 'para los gitanos', los movimientos y asociaciones gitanas somos contempladas como satélites o rivales, subordinadas o vetadas y boicoteadas con celo. Para ello no se dudará en robar ideas e iniciativas de las propias asociaciones gitanos. Un reciente ejemplo: la burda estrategia de contraprogramar el I Congreso Internacional de Feminismo Romaní.
Cada 24 de mayo, más de 10.000 romeros y romeras -gitanas en su mayoría de grupos como manouches y gitans catalans- de toda Europa acuden a Saintes-Maries-de-la-Mer, en el sur de Francia, para venerar a Santa Sara, Sara Kalí en la tradición gitana.
La autora recuerda la Gran Redada que miles de gitanos sufrieron el 29 de julio de 1749. Y lo hace reclamando el amor y el cariño a la identidad gitana, “hacia una moral nuestra, hacia un sentimiento que gira en torno a nuestro pasado”. Y lo hace también por la memoria.
Últimamente he asistido a distintos foros sobre “diversidad cultural” y discriminación racista protagonizados, abrumadoramente, por “expertos” hombres-blancos-payos. "Expertos" que rara vez citan al pueblo gitano y que se empeñan en hablar del racismo como un fenómeno nuevo.
Estigmatizadas por los casamientos y embarazos tempranos, las gitanas enfrentamos una ración extra de violencia obstétrica. Esterilizaciones forzadas o no informadas, abusos verbales en la atención sanitaria o protocolos hospitalarios que nos segregan son algunas de esas prácticas derivadas de la intersección entre patriarcado y racismo antigitano.
El 16 de mayo recordamos a las gitanas recluidas en Auschwitz-Birkenau que lideraron la mayor revuelta de los campos de concentración nazis. Recordar esa historia con perspectiva de género es una manera de cuestionar el sexismo payocentrista que estereotipa al pueblo gitano.
Esta semana conocíamos que la candidata al Congreso por Podemos Salamanca es María José Jiménez 'Guru', una mujer joven, feminista y gitana. Hace unos meses estuvimos charlando con ella en el estudio de Sangre Fucsia sobre la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, de la que es impulsora.
Reclaman libertad para poder decidir si casarse y tener hijos o no. Defienden la libertad sexual y la corresponsabilidad para que las mujeres se quiten la pesada mochila que implica asumir solas el cuidado de las familias. Les preocupa especialmente la situación de las viudas y de las inmigrantes rumanas. 'Gitanas Feministas por la Diversidad' nos explican las bases de su propuesta, que definen como rebelde, intuitiva y en construcción. De las feministas payas esperan complicidad y apoyo, en ningún caso tutela.
Una familia gitana celebró, emocionada y a ritmo de rumba, la boda de una de las suyas con otra mujer
Las gitanas quieren ser escuchadas. Cambian las tradiciones del pañuelo como prueba de virginidad, la del luto riguroso y la de los matrimonios tempranos. Estudian, trabajan fuera de casa y conducen. Discriminadas y estereotipadas, se organizan para reivindicar sus derechos y promover un feminismo diverso
Entrevista a Juan David Santiago, primer gitano en el equipo directivo de la FELGTB